21 diciembre 2013

Allá por Julio del 09, estando como portavoz socialista en el Senado de Sanidad, publiqué un artículo en prensa de tirada nacional manteniendo y marcando la línea de dirección sobre la Ley, recientemente aprobada de la interrupción del embarazo. Pienso que es interesante ponerlo hoy de nuevo en red, después de la nueva Ley “Gallardón” que ayer se aprobó en el Congreso de Diputados con toda la canallesca de siempre aplaudiendo a rabiar.
Ya en el 1979 al padre de Gallardón, compañero de Fraga, de Arias y demás próceres de la reacción española, le dijeron que era muy de derechas, solo se e ocurrió decir…”Derechas yo?... Derechas mi hijo…. Ese si que es de derechas” . No le faltaba razón.
Ahí si el PP cumple su compromiso electoral. En lo que significa la moral y la reacción sin el más mínimo atisbo.
He visto hoy con mucha pena la actuación del ministro Gallardón ayer en el Congreso y la liquidación de la Ley de la interrupción del embarazo que con tanto interés cívico y científico aprobamos en nuestro gobierno anterior. Ya había prometido el desatino en su programa electoral pero no creíamos que lo llevara a cabo.
Pero esta derecha no tiene nombre ni perrito que le ladre…bueno tiene a más de uno que les sigue y les apoya. Y ya tenemos otra vez la ley del aborto en el candelabro que decía aquella… Otra vez los viajes de ricos a Marruecos, a Centroeuropa o a Inglaterra a abortar las niñas pudientes españolas, mientras el perejil en el cuello uterino, los masajes lesivos y los abortivos repugnantes para interrumpir los embarazos de los que nada tienen que valer.
Siempre igual. Esa es la derecha de siempre. La desigualdad como bandera y la diferencia entre todos nosotros.
Este artículo que hoy presento fue publicado entonces. Entonces ni nos suponíamos por asomo que en un nuevo envite de la derecha, nos iban a cambiar la ley. Pero no. Otra vez a las cavernas y a las diferencias entre las madres de la calle Serrano y del barrio de Lavapiés. Así va este país. Solo con la esperanza de que una nueva mayoría resuelva el problema y de solución a tanto desatino moral de los de siempre. 




 Una nueva ley de interrupción del Embarazo
Publicada en edición nacional gestionada por el Senado de España el 10.07.2009



Todavía recordamos, allá por el año 89, cuando por los que siempre quieren imponer  su moral a la mayoría, aparecieron pintadas en los muros de todas las ciudades de nuestro país con “Matilde pónselo, Julián póntelo”. Era una referencia a los ministros de entonces de Asuntos Sociales y de Sanidad en la campaña del Gobierno para promover el preservativo como método anticonceptivo ideal y como método para evitar enfermedades de transmisión sexual. Eran aquellos tiempos donde, ya promulgada la ley del aborto de 1985, los oponentes a todo cambio, y menos en esta materia, hacían su campaña mediática contra el divorcio, el aborto, el preservativo la píldora y todo lo que se les pusiera por delante que impidiera que éste país dejase de ser la reserva espiritual del Occidente, como decía aquel de  tan nefasto recuerdo. Igualmente recordamos que una vez aprobada la ley del aborto de 1985 el PP la llevó al Tribuna Constitucional, donde estuvo cerca de dos años para al final aceptar su constitucionalidad. Se prometió entonces por el PP que la aboliría si ganaba las elecciones. Ocho años estuvo en Gobierno para realizar su promesa y no tuvieron la valentía conservadora de cambiarla.
         El Partido Socialista en su último congreso federal del 2008, instaba al Gobierno a plantear al Parlamento una reforma de la ley del 1985 sobre el aborto. Desde que comenzara la legislatura un amplio grupo de expertos, juristas y científicos, han estado trabajando sobre el tema y una subcomisión del Congreso de Diputados ha elaborado unas recomendaciones sobre cambios de la actual ley de Interrupción voluntaria del embarazo (IVE).
         Todos están de acuerdo que hay que cambiar la ley porque en 24 años se han producido cambios sociales, científicos y legislativos en nuestra sociedad que así lo solicitan. Asimismo la actual ley no impide, como lo hemos visto últimamente, que las mujeres que quieran utilizar el derecho que les confiere esa ley se vean inmersas en procesos judiciales determinados. Igualmente no se garantiza la seguridad jurídica de los profesionales. Además por coherencia con las leyes de nuestro entorno europeo. Ese anteproyecto es, pues, el resultado de de un amplio proceso de deliberación, reflexión y múltiples consultas para proponer una nueva normativa que ofrece seguridad jurídica, dignidad para las mujeres y los profesionales y es respetuosa con la Constitución.
         Este proyecto de ley, enviado por el Gobierno al Parlamento es el que va a defender el Grupo socialista que buscará el  mayor apoyo posible para sacarlo lo mas parecido posible al texto que salió del Consejo de Ministros. Entre los aspectos más novedosos están la universalización de la prestación, garantizando el acceso a todas las mujeres entrando en la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud, es decir pública, gratuita y dentro de los centros públicos o concertados. Igualmente deja la imposibilidad absoluta que alguna mujer vaya a la cárcel por interrumpir su embarazo. Del mismo modo se elimina la excepción en cuanto a la mayoría de edad, equiparándola al resto de las prestaciones sanitarias, es decir 16 años. También se regula claramente la posibilidad de objeción de conciencia, obligando a las administraciones sanitarias a asumir el coste del servicio en el caso de una negación. Del mismo modo se garantiza el derecho a la IVE en las 14 primeras semanas; entre las 14 y 22 si existe riesgo grave para la mujer o graves anomalías en el feto; a partir de las 22 semanas si hay un feto con anomalías incompatibles con la vida. En todos los casos será dirigido por un médico, aceptado por un comité en los dos últimos casos, y siempre con consentimiento escrito y en un centro acreditado.
         Tenemos la idea, creo que sé de donde viene, de ver las leyes como ordenes, como decretos, como mandamientos. El peso de la ley. El imperio de la ley. Pero hay leyes que tienen porqué ser obligatoriamente imperativas. Hay  leyes reguladoras, de aumento de derechos cívicos. La ley del divorcio, la ley del aborto del 85, la ley de matrimonio de personas del mismo sexo, etc. no obligan al ciudadano a cumplir dicha norma. Le aumentan sus derechos, ni más ni menos. Y ésta de la que hoy hablamos es una ley de incremento de los derechos de las mujeres, que pueden utilizarlos o no. Ese es su derecho y ese debe de ser su criterio. Se entiende que haya ciudadanos que discrepen de ella.  ¡Faltaría más! El mayor de nuestros respetos.  Pero esa asintonía debería ser avalada por criterios científicos y acreditados y no por razones subjetivas, morales  y personales  que no tienen nada que ver con los parámetros cívicos y sociales que defienden la mayoría de los ciudadanos y nuestro Estado de Derecho.




                                               Pedro Villagrán
                                               Senador por Málaga
Portavoz Socialista en la Comisión de Sanidad del Senado








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