Casi seis
millones. Ni más ni menos que seis millones. Lo pienso y percibo un verdadero sentimiento
doloroso de ser ciudadano de un país que tiene casi un 50% de su población
juvenil sin posibilidades de encontrar trabajo. Porque cuando pienso en las
cifras del paro, siento una desazón terrible y una sensación profunda de
congoja. Un país como el mío que allá por el 2007 estuvo en unas cifras de paro
minúsculas, ha caído en un porcentaje tal que llega casi a los seis millones de
desempleados. Yo tengo a un hijo mío en esa dolorosa cifra. Y muchos amigos
míos e hijos de amigos míos forman parte de ese enorme grupo de gente que no
tienen un empleo y buscan, buscan y buscan sin conseguir nada. Hemos casi
llegado a esa cifra terrible de los seis millones. Y siento dolor por ese
guarismo que representa la desesperación de muchísima gente por no tener un
trabajo que realizar ni un sueldo que sea la consecuencia de ese trabajo.
He escuchado hoy
con atención a los líderes sindicales, a los portavoces parlamentarios, a los líderes
de los partidos políticos y todos daban un mensaje de pesadumbre y de
abatimiento. No había diferencia ostensible entre los signos políticos. Tanto
en las filas del PSOE como del PP, como en otros grupos, todos comulgaban hoy con
que era una cifra dolorosa y trágica. Todos participaban en la mismo ánimo de
abatimiento.
He pensado, en
el silencio de la tarde, sentado en mi chimenea después de comer, en esa cifra y
en las consecuencias que ella conlleva para tanta gente. Consecuencias
laborales, afectivas, sociales, económicas, amorosas, lúdicas…etc De
pronto he sentido un dolor especial y un sentimiento raro. Me ha
venido a la memoria un momento para mi muy doloroso en el recuerdo.
Estaba yo en
mi despacho del Senado en 2008, un martes de pleno por la tarde, y acababa de
llegar de Málaga. Había estado escuchando las noticias y me había enterado que
el paro había subido en España a casi tres millones. Era allá en Diciembre del 2008.
Vi en la Tele la
intervención en rueda de prensa de Corbacho, el ministro de Empleo. Me quedé frío
y con un dolor enorme por el fracaso en la gestión del Gobierno en mantener el
Empleo. Bajé en el ascensor con algunos compañeros de grupo para ir al Pleno,
pues había control al Presidente del Gobierno y comentábamos entre todos esas
dolorosas cifras. Todos participábamos en ese sentimiento colectivo de angustia
y de tristeza. Vimos en el trayecto hacia el pleno a compañeros de otros grupos
políticos (ninguno del PP) que participaban en el mismo sentimiento de desazón
y nos lo comentaban. Cuando entramos en el salón del Pleno casi todos los
senadores del PP ya estaban en sus escaños. Me fui al mío para esperar la
entrada en el salón de Zapatero que iba a someterse a las preguntas de la
oposición. Miraba al grupo popular y notaba una alegría importante en sus
caras. Pío García Escudero estaba como un pavo real con sus plumas abiertas.
Estaba exuberante y próvido mirando a su grupo. En esto entró en la sala de
plenos el Presidente de Gobierno. Una enorme pita proveniente del Grupo Popular
llenó todo el espacio de la cámara. Los Socialistas comenzamos a aplaudir para
darle apoyo y apagar un poco los pitos.!!Fuera, Fuera!! Gritaban. Empezaron a
corear “¡!!Tres millones, Tres millones, Tres millones!!! Y todo el grupo popular
gritando y riéndose soezmente.
Es,
verdaderamente de los momentos en que he sentido mas desazón en mi vida. La
boca se me puso agria y asquerosa de hiel. No entendía la cara de Pio García
Escudero. No entendía aquel espectáculo. No entendía una actitud parecida de
aquella gente. ¿porqué se alegraban?. El presidente intentaba sin éxito mantener
el orden. Solo fue posible cuando éste último le dio la palabra a García Escudero.
Se hizo el silencio. Bueno…el Grupo
Popular se calló. En mi vida he escuchado una intervención tan desagradable,
tan mezquina, tan miserable y tan ruin como la pregunta que le realizó Pio García
Escudero a Zapatero aquel día. No fue una pregunta sino una serie de
aseveraciones terribles contra el Gobierno y su Presidente. En su intervención
me di cuenta con toda objetividad que lo que quería en su intervención era simplemente
hacer daño y erosionar lo mas gravemente posible a Zapatero. Y me di cuenta en mis adentros que lo que
estaba pasando era mucho más que grave. El grupo Popular estaba contento de haberse
alcanzado la cifra de los tres millones.
Era totalmente
increíble. Es decir que los senadores del Grupo Popular se alegraban de haber
llegado a los tres millones de parados porque eso les acercaba a la Moncloa. Totalmente
inconcebible. Inconcebible pero era totalmente verdad. Dos o tres días después de aquello me seguía dando vueltas la cabeza
de porqué la alegría del PP. Y a partir de ese momento cada vez que hacían o
decían algo los miraba siempre por el mismo prisma de aquel episodio.
Aquello de “que
se jodan” de aquella diputada del PP tiene cierta relación con ese
posicionamiento. Es que el PP sale de otra “clase”, defiende otros
planteamientos , defiende a otras gentes.
Un día paseaba
con mi padre allá por los 60 por mi ciudad y noté que mi padre despreciaba a un
tipo que nos saludó en la calle. Cuando le pregunté porque le despreciaba me
contó que cuando el Movimiento y las derechas se alzaron contra la República, aquel tipo se
fue con su coche (un Hispano Suiza) con dos tipos más armados con fusiles a dar
tiros a todo el mundo que en el campo se cruzaba tocado con una boína. Era para
lesionar a los que no eran de su clase. Era para hacer “una cacería de obreros”
Pues lo mismo
es cuando el PP se ponía contento con el paro.
Y ahora En
Enero del 2013, que el número de parados ha llegado a seis millones como gestión
y responsabilidad del PP ¿Quién se rie? ¿Quién se alegra? ¿Quién lo valora como
una pérdida de apoyo de los ciudadanos en su gestión cara a las próximas
elecciones?
Yo estimo mucho
a este país y a sus gentes. Pertenezco a
su clase trabajadora. Y a mucha honra. Y me duele como no os podéis ni imaginar
cuando las gentes de mi clase pierde su puesto de trabajo. Es una parte de mi.
Por eso soy distinto, y a mucha honra, a la que decía “que se jodan” desde el
escaño del Congreso (Fabra), y a los que se alegraban en el Senado porque en el
Gobierno de Zapatero se había llegado a tres millones.
Lástima, y es verdaderamente
lastimoso, que nuestro pueblo olvide fácilmente. Porque éstos que se alegraban
con los fracasos de Zapatero con el paro, ahora en el poder llegan a los seis
millones después de prometer por activa y por pasiva que tenían la varita mágica
de la recuperación del empleo. Hemos llegado a los seis millones y ahora nadie
se alegra ni pone cara de satisfacción. Todo el mundo calla. Parece que no pasa
nada. Pero a mi se me ha quedado grabada la cara de Pío García Escudero y de
los senadores del PP bronqueando al Presidente del Gobierno gritando y riéndose
alborozados desde sus escaños ¡tres
millones, tres millones, tres millones!!!
Pedro Villagrán
25.01.13
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