06 enero 2013

RATO ASESOR PARA SUDAMERICA DE TELEFÓNICA. UNA MÁS A LA BUCHACA


       Lo de Rato no tiene nombre. Verdaderamente es de autentica vergüenza.  No llego a comprender como se realizan esas cosas en la más absoluta normalidad y poca gente se moviliza y gritan en su contra.
       La corrupción flota y flota y nadie, al parecer, dice nada. La política y la banca se unen, se entrecruzan y se entrelazan de tal manera que nunca se sabe donde está una y donde está la otra. Pero eso de la política y la economía es una rareza verlas entrecruzadas en la filas de la izquierda y es totalmente normal en la derecha. Y a los hechos me remito.
       Yo pienso que la sociedad está tocada totalmente en sus criterios morales. No en sus matices religiosos de comunión diaria de la derechona sino en la moral cívica. Esta sociedad, digo, está tocada. Tocada en lo más profundo de su estructura básica: en su credibilidad. Queremos que la ciudadanía crea en el Sistema. Queremos que el ciudadano sea leal y adepto a las estructuras sociales y políticas, base del Sistema. Queremos y nos empeñamos en ello. Pero vemos que cada vez hay menos participación en las elecciones, que cada vez hay menos credibilidad en lo público, que cada vez se es mas reticente a la defensa de las estructuras del sistema democrático. Y ello es totalmente normal. Casos como el Rato  ocurren todos los días y que no tienen sanción ni penalidad hacen que aumente el descrédito del Sistema. Pero es que es más aun. No tienen recriminación ni sanción y, lo que es peor, tienen premio claro y compensación. Y es más: tienen respeto y consideración social.
       Cuando un tipo que desgrave a Hacienda, o bien cometa un delito fiscal, o bien haga contrabando de mercancías, o haga algún delito, entre en una tienda cualquiera y la gente que allí esté le de la espalda y murmure a sus espaldas acusándole de indecente y de ladrón, y él se sienta despreciado, ese día habrá mejorado la sociedad. Porque, está demostrado, la Ley no se imparte de igual manera para todos. Eso es totalmente evidente. Y debería ser la ciudadanía la que se movilizara y la que tomara partido en defensa de la honestidad y de la honradez.
       Estoy convencido que si los hijos de estos sinvergüenzas en el colegio, si sus amigos lo conocieran como el hijo de tal pero en despectivo, en vez de enorgullecerse por ser compañeros de colegio y verles llegar al cole con sus mercedes, otro gallo les cantaría. Si en el club de polo le trataran con desprecio por ser un chorizo, otro gallo le cantaría.  Pero no. Vivir cerca de él, ir al mismo club que él, asistir a la misma misa que él es para la mayoría de los influyentes de este país, un orgullo, pues su imagen no se deteriora. Y esa es la verdadera vergüenza de este país y de esta sociedad.
       Rato, vicepresidente del Gobierno de Aznar y Presidente del Fondo Monetario Internacional, parece que estaba caído en desgracia. En el mundo de las finanzas estaba totalmente muerto. Salió del Fondo antes de tiempo y por la puerta de atrás. Pero con fuerzas para liderar Bankia que ha resultado ser la estafa mayor de nuestra historia. Tanto que ha sido imputado y probablemente va a ser condenado.  Pero ello no le impide que alcance lo último de la serie. Que sea nombrado consejero de Telefónica. ¡¡¡Vaya poquísima vergüenza!!! Y aquí todos calladitos y asumiendo vergüenzas y recortes. Y el Gobierno ¿que tiene que decir ahora?. Dinero, dinero y más dinero. Estos son los que verdaderamente  entienden de economía y no un tipo raro, elegido  presidente de Gobierno, ni más ni menos que de León. Y como aquel entiende tanto de economía, pues ahí lo tenemos en el FMI, en Bankia, haciendo una gestión magnífica hasta llevarlo al Santander junto con su amigo Zaplana.
       La ciudadanía aguanta porque es buena gente porque el tema es para salir corriendo y huyendo o buscar las oportunas responsabilidades donde haya que buscarlas.
       Yo solo pido que la gente se entere de una vez por todas y vea los intereses de estos tipejos que hacen del servicio público una escalera para conseguir pasta y más pasta que llenar en sus bolsillos.



Pedro Villagrán
06.01,13

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