No se a que
santo beatificaban. No tengo ni idea ni me interesa en lo mas mínimo. No se si
beatificaban o santificaban a alguien de los suyos o a lo mejor era una simple
conmemoración de algún evento de uno al que llaman santo o beato, o que se yo, que
había hecho algo parecido a la magia a lo que le llaman por aquellos lares milagro. En
el Vaticano, en el Estado Vaticano, ejemplo donde los haya de estado democrático,
igualitario y participativo, como casi todos los domingos, a alguien hacen
santo, o lo hacen beato o bien conmemoran alguna hazaña de alguno de ellos que roza lo prodigioso y rayando casi siempre
la superchería y lo estrambótico.
Pero si. He
mirado en Google y me he enterado que en aquel lugar de Roma, maravillosa
ciudad donde las haya, al lado de Roma, allí, en el Vaticano, donde no paran todos los días de ocurrir prodigiosos acontecimientos que solo se
explican con la superstición y el
fanatismo, hicieron un recordatorio a un
tal Juan de Ávila, español, que no era de Ávila, y lo nombraron, que era ya beato, como Doctor de la Iglesia después de
importantísimas cavilaciones y no menos científicas aseveraciones, totalmente,
por supuesto, lejos de la parcialidad,la superchería y de la engañifa.
En ese acto,
un acto institucional de un Estado como el Vaticano, tan transparente y tan translúcido,
fueron invitados miembros del Gobierno Español, porque ese Juan de Ávila tenía
la suerte de ser español y además de Castilla-La Mancha. El Gobierno,
gobierno de un Estado declarado constitucionalmente aconfesional y laico, fue invitado
a ese reconocimiento por Ratzinger. Y allí estaba Rouco Varela, Ricardo Blázquez,
Martínez Camino y Carlos Amigo, como anfitriones a nuestro Gobierno. Y el Gobierno de Rajoy envió a tan fatuo doctorado
a la Vicepresidenta Sáenz
de Santamaría y a la Jefaza
del PP María Dolores de Cospedal.
Y, claro, como
Ratzinger se puso de Armani con su nuevo modelo de falda larga y zapatos colorados,
es decir de gran gala, nuestras representantes, para no destacar en el
carnavalesco espectáculo, ellas se pusieron de mantilla. Para dar una buena imagen de
España.
Para dar esa
imagen moderna, actual, avanzada, fresca e innovadora que necesita nuestro país. Bueno, Santamaría
no llevaba mantilla. En verdad solo llevaba un velo que cubría su cabeza. Como
doña Rogelia.
Esa es la imagen que quieren
trasladar de nuestro país, tan preocupado en la confianza que despertamos en Europa en estos
momentos, nuestros dirigentes del PP. Esa es la presencia institucional de un
Estado laico que consideran idónea nuestras
representantes. Presentan con ello, ni más ni menos, que una España antigua, casposa, intransigente
y añeja con olor a alcanfor e incienso. Y además rodeadas e invitadas por la flor y nata de
los defensores de la
Inquisición Eclesiástica.
Pues nada. Ahí
tenemos, como imagen del día, a Sanz de
Santamaría y a Cospedal vestidas de mantilla dando la imagen exacta de laicismo
y progreso que necesita hoy nuestro país para ganarse la confianza de Europa y
sus ciudadanos..
Pedro Villagrán
08.10.12
si, pero donde esté la comodidad que se quiten los indignados, mientras la gente siga aguantando...
ResponderEliminar