10 octubre 2012

LA LLAMADA DESAFECCIÓN DE LA POLÍTICA



       Un magnífico amigo mío, y compañero en ésto de la política, platicamos y discutimos algunas veces sobre el modelo de Estado que se pactó en aquello a la que se le llama transición política. Yo, entonces y ahora, era partidario de una ruptura frontal con todo aquello del franquismo y sus herederos naturales para haber creado un sistema político democrático nuevo y potente. Yo no estaba por buscar responsabilidades políticas ni judiciales a los responsables de tantos desmanes en el reciente pasado de entonces, pero si de hacer un Estado totalmente democrático, con una ruptura total con lo anterior y basado en un sistema político determinado con un reforzamiento claro de los partidos políticos. Es evidente que yo no estaba en aquellas sesudas discusiones y mi amigo y compañero si. Y él, mucho mas razonable y sensato que yo evidentemente, tenía mas información y mas valoraciones reales de la situación de entonces y apoyó lo que salió de aquel acuerdo. Yo pensaba entonces  en una ruptura y lo que vino fue la transición política. Después de ella vinieron las legalizaciones de los partidos, la Constitución y el asentamiento de aquel acuerdo que ha sido modelo a muchos países que pasan de un modelo autocrático para pasar a uno democrático. Mi amigo tenía razón y bien que lo hizo en el sitio en el que estaba emplazado.
       Pero aquello que se hizo no dejó lo suficientemente claro la estructura del Sistema Democrático en los Partidos políticos. No dejó lo suficientemente claro al país que si se descalificaba y se rebajaba la presencia de los Partidos Políticos, se abarataba y se menguaba la Política, como sistema, y se dejaba el campo libre para el populismo, los salvadores de la Patria de siempre y los verdaderos aprovechados. Y que éstos venían siempre del mismo lado del espectro.  
       El pueblo, la ciudadanía, pedía a sus políticos trabajo, libertad, derechos cívicos y verdadera democracia. Y así, con ese modelo como bandera, ganó el PSOE con Felipe en el mayor apoyo a una opción de gobierno que se ha conocido en la democracia. Yo, ya partícipe en aquellos tiempos en mi Partido, en mi trabajo en mi  hospital sentía que había mucha gente que sin ser de izquierdas me veía con simpatía. Y, bueno, también mucha gente me tenía auténtica  aversión, antipatía y hasta me aborrecía por estar en un Partido y militar en él. Pero, pasado el tiempo, es evidente que en el día de hoy ha aumentado un mucho el recelo y animadversión hacia la política.
       Y nos encontramos ahora en una situación de crisis económica, social y laboral de la que, como se ve, no salimos, y la gente ataca, critica, censura y desaprueba a los políticos y a los partidos políticos porque no dan soluciones. Es cierto que hay una verdadera desafección de la clase política. Pero no deberíamos olvidar nunca que es la Política, y solo la Política, la que nos puede sacar de los problemas que tenemos.
       Los partidos políticos son unos instrumentos de canalización de propuestas ideológicas para un cambio en la sociedad. Son unas herramientas para articular propuestas consensuadas y plasmarlas en la realidad cotidiana. Y los afiliados y militantes son los partícipes de esas misiones. Lo de la creación de la mal llamada “clase política” es un auténtico error. Parece que se eligen a unos representantes para que toda la vida nos representen y nos personifiquen. Y ello lleva verdaderamente al inmovilismo que agrava, aun más, la situación. Y pudiera ser que ello tuviera un poco de responsabilidad en los problemas que ahora tratamos.
       El PP y el Gobierno del PP, que es absolutamente lo mismo, quieren ahora  que un grupo de expertos discutan y elaboren un trabajo para resolver la desafección de los ciudadanos a la política. Eso suena a auténtica broma. Con la cantidad de políticos del PP que están encausados en casos de corrupción y siguen sin dimitir contando  con el apoyo de su Partido, es prácticamente imposible dar un ejemplo  para elaborar un trabajo mínimamente serio.
       Deberíamos saber que las cosas están bastante mal. Los partidos políticos han perdido la credibilidad de la ciudadanía. Eso está más claro que el agua. Y ante esta situación el terreno está abonado para alternativas populistas y de cualquier cariz contrario a la democracia.
       El PSOE, mi partido, del que me encuentro verdaderamente orgulloso de militar, prometió en el XXXVIII Congreso Federal de Sevilla hacer una Conferencia política para dar pasos adelante en el complicado campo de la Organización interna del Partido Socialista. Todos estamos esperando ese momento que tan lentamente llega. En él se debería discutir la situación actual de la Organización y las propuestas para salir de esta crisis orgánica importante que nos ha llevado, a nosotros más que a nadie, la  desafección de la ciudadanía. Eso esperamos como agua de Mayo.
Pedro Villagrán
10.09.12

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