Ha muerto
Santiago Carrillo. Hace un momento he puesto la tele y me he enterado. Ha muerto
una de las piezas más importantes de la transición española. Ha tenido una vida
larga y muy fértil. Y como su vida ha sido tan larga y de tanta actividad ha
tenido momentos lúcidos y momentos menos diáfanos. Pero un conjunto de días que
configuran una larga vida en un papel fundamental para la vida de este país.
97 años son
muchos años. Y además tantos años dedicado a sus ideales y a sus proyectos.
Muchos años llenos de anécdotas y momentos importantes para España.
En el año
1973, cuando yo estaba viviendo en Suiza, en Lausanne, hubo un mitin en la “Patinoire”
de Ginebra. Intervino Santiago Carrillo y Dolores Ibárruri. Yo asistí a ese
mitin. Nos acompañaba Lola, una comunista española que trabajaba en Francia y
muy activa políticamente. Era el primer
mitin multitudinario al que yo asistía. En aquel mitin se hablaba de España y
de su futuro. Se hablaba de Franco al que yo ya le tenía la misma simpatía que
ahora. Se hablaba de libertad. De democracia. De proyectos políticos.
Unos cuantos médicos
españoles cogimos un coche y nos fuimos a Ginebra para escucharle. Yo sentí una
fuerte emoción ya que era la primera vez que escuchaba cosas diferentes en política
sin miedo a que entraran los grises en mi Facultad de Cádiz. Cuando terminó el acto
fuimos a saludarle. Fue difícil pero lo conseguimos. Le conté que hacía yo por
aquellas gélidas y frías tierras llenas
de nieve. Y estuvo muy receptivo y cariñoso. Fumaba, fumaba y más que fumaba.
Yo tenía un paquete de Record, un tabaco negro canario y me lo pidió. Era como
un pedazo de España para fumárselo. Yo le di el paquete empezado y otro entero
que tenía en mi mochila.
A finales de
1977, ya en Málaga, hubo un mitin en el Palo, en el campo de fútbol de San
Ignacio. Acudí allí para escucharle de nuevo. Y me gustó también. Yo nunca he
sido comunista. Pero no he sido nunca anticomunista. Pero Santiago Carrillo era
un verso suelto dentro de la férrea estructura del Partido Comunista de España.
Y yo le tenía bastante simpatía.
Tenía una
lucidez espléndida y una memoria magnífica. Hace dos años en el Senado almorcé
con un grupo de compañeros y algunos de IU en una comida de trabajo
parlamentario. Él estaba allí como invitado. Me tocó, en la mesa, a su lado. Hablamos
de varias cosas. De la derechona, del proyecto de la izquierda en España, del
futuro de esta país. Me pareció aquella conversación magnífica. De pronto me
dijo: “Oye ¿aquí donde se fuma?” Y yo le respondí que estaba prohibido. Pero
habrá un sitio donde se pueda ¿no?, me preguntó. Ven, le dije. Y nos fuimos a
un hueco de la escalera de incendio donde nos fumamos dos Ducados. Fuera llovía.
Casi nos mojábamos. Los dos solos allí y
mirándome me preguntó: “Oye yo no te conozco de algo?” No me lo podía creer. “Ya
está …de la Patinoire”.
Tu eres amigo de Lola.(Lola era una chica comunista, muy cercana a la Dirección) que nos
acompañó al mitin y que vivía en Vevey (donde él durmió esa noche). Pero como
es posible? Pues si. Se acordaba del
mitin de Suiza y de aquel joven médico español que fue a saludarle en el 73. La
memoria es fundamental para todo. También para la política.
Ha muerto
Santiago Carrillo. Una pieza más que importante de la historia de nuestro país.
Descansa en paz.
Pedro Villagrán
18.09.12
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