Llevo unos días
sin escribir en mi blog. Esto de la canícula me hace desplomarme y, entre unas
cosas y otras, no escribo. Parece que en el verano, a pesar de los días más
largos, falta tiempo para casi todo. Controlando un poco los contactos que mis
amigos me hacen en el blog, ha habido un descenso importante de visitas. Y ello
es normal. No obstante siempre queda un grupo de asiduos que entran para ver “que
dice éste”, cosa que agradezco sobremanera.
El sábado
estuve en un festival flamenco en Ojén. Éste es un pueblo precioso en un magnífico
parque natural y además muy cerca de la Costa.
En ese Festival actuaban tres grandes figuras del flamenco. Arcángel,
La Lupi y Miguel
Poveda. Los tres son tres figuras importantísimas pero el último me parece un
cantaor maravilloso. Además de ser un tipo espléndido como persona, es un
cantaor culto y una figura indiscutible del cante. Y tiene, cosa importantísima
para mí, un gusto muy delicado y elegante para la interpretación del cante
flamenco. Además es un defensor de la copla. Y aunque los puristas le
recriminan por ello, consigue emocionar cuando interpreta la copla de siempre
con sus letras bellísimas.
Ese festival del
sábado hace que se reúnan en Ojén muchísima gente, tanto del pueblo como de
alrededores. Es un acontecimiento en el pueblo y todo se llena para asistir a
ese evento.
El flamenco es
del pueblo. En él nació y a él se debe. Tiene una estética determinada y desde
siempre va por unos cánones determinados, tanto estéticos como artísticos,
bastante encorsetados. Todo el mundo va al Festival pero vestido de una manera
muy informal. Es como la ópera en la Italia profunda donde el
pueblo escucha y vive el “bel canto” bebiendo y comiendo bocatas de salami,
mientras en el escenario un padre maldice a su hija por haberlo deshonrado,
vestido del siglo XVIII con un puñal en la mano para hundírselo después en su corazón.
En Ojén, como en Olías, en Pizarra, en Jerez o en Carmona la gente va al
festival vestidos de modo totalmente informal pero de una manifiesta seriedad y
atención para “escuchar cante”. No se sabe porqué pero los cantaores no se
visten de flamenco con sombrero de ala ancha pero lo hacen con traje y corbata
como si de una cosa muy seria ( que lo es) se tratara.
Ojén es un
pueblo escarpado en la loma de una montaña y el aparcamiento de los coches, y más
en la noche del Festival, es complicadísima. Hay que andar un montón desde
donde dejas el coche hasta la misma puerta del lugar donde se celebra el cante.
El sábado
cuando se iniciaba el Festival el presentador inició su introducción de una
forma bastante torpe. Agradeció, sin más,
la presencia de dos Consejeros de la
Junta de Andalucía entre el público. En ese momento una gran
pitada casi general resopló con auténtica fuerza por parte del auditorio. Los
compañeros con los que asistí al Festival se sorprendieron bastante de la
acritud tan manifiestamente hostil hacia dicha información y a dicho manifiesto. ¿Qué es
lo que pasa? ¿Porqué dicha agresividad contra los dos políticos? ¿Tan mal están
las cosas? Y más en un pueblo como Ojén que su ciudadanía vota mayoritariamente
socialista.
Antes de
entrar en el Festival saludé a los dos consejeros y a su séquito. También a
algunos de sus familiares y acompañantes. Era en la puerta de entrada a donde
llegaron con sus coches negros de cristales ahumados, con sus chóferes
correspondientes y vestidos con sus trajes inmaculadamente oscuros, sus
brillantes zapatos y sus apretadas corbatas. Me sorprendió mucho y me contrarió
la forma de llegar y su forma de vestir para ir al evento. Yo creo que eran los
únicos enchaquetados que había en aquel inmenso auditorio. Y ello,
evidentemente, los hacía enormemente diferentes y distantes de lo que allí se
cocía.
El separarse
de la gente es bastante fácil. Lo contrario de lo difícil que es acercarse y aproximarse.
Pero en ese sitio me di cuenta que aquello era de una torpeza terrible. Alguien
me dijo al oído (alguien que sabe de esto y le perjudica directamente) que en
ese acto habíamos perdido un montón de votos más. Y como están actualmente las
cosas bastante complicados de recuperar.
Es cierto que
el presentador estuvo torpe. Ese Festival tiene un presupuesto altísimo
imposible de asumir por las entradas de los asistentes. Es necesario subvencionar
con dinero público ese importante acontecimiento. Y eso había que haberlo
dicho. Y no referirse a la los consejeros en particular sino a la Junta de Andalucía como
institución. Pero no; parece que había que personificar. Había que realizar el “figureteo”
y la pomposidad del cargo. Y a eso es a
lo que increparon ruidosamente los asistentes del Festival. En esos silbidos, en mi criterio, iba
la reprimenda a los trajes oscuros con corbata, a los coches de cristales
ahumados con chóferes y a un estilo
distante de estar. En el mensaje de esos silbidos iba la reprimenda a la lejanía,
a la distancia y a la diferencia con lo que allí en general había.
Por cierto.
Poveda estuvo fenomenal. Corto en más de una hora de actuación. Se me hizo
corto. Unas alegrías de mi tierra auténticamente sublimes. Unas malagueñas con
muchísimo gusto cantadas. Muy corto. Muy
corto terminando a más de las cuatro de la mañana. Y sin pasar frío. Sin frío
para llevar chaqueta.
Pedro Villagrán
06.08.12
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