06 agosto 2012

PITOS A LOS CONSEJEROS EN EL FESTIVAL FLAMENCO

                                         Jose Antonio Muñoz Rojas y Miguel Poveda (2009)





       Llevo unos días sin escribir en mi blog. Esto de la canícula me hace desplomarme y, entre unas cosas y otras, no escribo. Parece que en el verano, a pesar de los días más largos, falta tiempo para casi todo. Controlando un poco los contactos que mis amigos me hacen en el blog, ha habido un descenso importante de visitas. Y ello es normal. No obstante siempre queda un grupo de asiduos que entran para ver “que dice éste”, cosa que agradezco sobremanera.
       El sábado estuve en un festival flamenco en Ojén. Éste es un pueblo precioso en un magnífico parque natural y además muy cerca de la Costa. En ese Festival actuaban tres grandes figuras del flamenco. Arcángel, La Lupi y Miguel Poveda. Los tres son tres figuras importantísimas pero el último me parece un cantaor maravilloso. Además de ser un tipo espléndido como persona, es un cantaor culto y una figura indiscutible del cante. Y tiene, cosa importantísima para mí, un gusto muy delicado y elegante para la interpretación del cante flamenco. Además es un defensor de la copla. Y aunque los puristas le recriminan por ello, consigue emocionar cuando interpreta la copla de siempre con sus letras bellísimas.
       Ese festival del sábado hace que se reúnan en Ojén muchísima gente, tanto del pueblo como de alrededores. Es un acontecimiento en el pueblo y todo se llena para asistir a ese evento.
       El flamenco es del pueblo. En él nació y a él se debe. Tiene una estética determinada y desde siempre va por unos cánones determinados, tanto estéticos como artísticos, bastante encorsetados. Todo el mundo va al Festival pero vestido de una manera muy informal.  Es como la ópera en la Italia profunda donde el pueblo escucha y vive el “bel canto” bebiendo y comiendo bocatas de salami, mientras en el escenario un padre maldice a su hija por haberlo deshonrado, vestido del siglo XVIII con un puñal en la mano para hundírselo después en su corazón. En Ojén, como en Olías, en Pizarra, en Jerez o en Carmona la gente va al festival vestidos de modo totalmente informal pero de una manifiesta seriedad y atención para “escuchar cante”. No se sabe porqué pero los cantaores no se visten de flamenco con sombrero de ala ancha pero lo hacen con traje y corbata como si de una cosa muy seria ( que lo es) se tratara.
       Ojén es un pueblo escarpado en la loma de una montaña y el aparcamiento de los coches, y más en la noche del Festival, es complicadísima. Hay que andar un montón desde donde dejas el coche hasta la misma puerta del lugar donde se celebra el cante.
       El sábado cuando se iniciaba el Festival el presentador inició su introducción de una forma bastante  torpe. Agradeció, sin más, la presencia de dos Consejeros de la Junta de Andalucía entre el público. En ese momento una gran pitada casi general resopló con auténtica fuerza por parte del auditorio. Los compañeros con los que asistí al Festival se sorprendieron bastante de la acritud tan manifiestamente hostil hacia  dicha información y a dicho manifiesto. ¿Qué es lo que pasa? ¿Porqué dicha agresividad contra los dos políticos? ¿Tan mal están las cosas? Y más en un pueblo como Ojén que su ciudadanía vota mayoritariamente socialista.
       Antes de entrar en el Festival saludé a los dos consejeros y a su séquito. También a algunos de sus familiares y acompañantes. Era en la puerta de entrada a donde llegaron con sus coches negros de cristales ahumados, con sus chóferes correspondientes y vestidos con sus trajes inmaculadamente oscuros, sus brillantes zapatos y sus apretadas corbatas. Me sorprendió mucho y me contrarió la forma de llegar y su forma de vestir para ir al evento. Yo creo que eran los únicos enchaquetados que había en aquel inmenso auditorio. Y ello, evidentemente, los hacía enormemente diferentes y distantes de lo que allí se cocía.
       El separarse de la gente es bastante fácil. Lo contrario de lo difícil que es acercarse y aproximarse. Pero en ese sitio me di cuenta que aquello era de una torpeza terrible. Alguien me dijo al oído (alguien que sabe de esto y le perjudica directamente) que en ese acto habíamos perdido un montón de votos más. Y como están actualmente las cosas bastante complicados de recuperar.
       Es cierto que el presentador estuvo torpe. Ese Festival tiene un presupuesto altísimo imposible de asumir por las entradas de los asistentes. Es necesario subvencionar con dinero público ese importante acontecimiento. Y eso había que haberlo dicho. Y no referirse a la los consejeros en particular sino a la Junta de Andalucía como institución. Pero no; parece que había que personificar. Había que realizar el “figureteo” y la pomposidad del cargo.  Y a eso es a lo que increparon ruidosamente los asistentes del Festival. En esos silbidos, en mi criterio, iba la reprimenda a los trajes oscuros con corbata, a los coches de cristales ahumados  con chóferes y a un estilo distante de estar. En el mensaje de esos silbidos iba la reprimenda a la lejanía, a la distancia y a la diferencia con lo que allí en general había.
       Por cierto. Poveda estuvo fenomenal. Corto en más de una hora de actuación. Se me hizo corto. Unas alegrías de mi tierra auténticamente sublimes. Unas malagueñas con muchísimo gusto cantadas.  Muy corto. Muy corto terminando a más de las cuatro de la mañana. Y sin pasar frío. Sin frío para llevar chaqueta.





Pedro Villagrán
06.08.12
  

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