24 agosto 2012

LOS NIÑOS CON LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS CON LAS NIÑAS







       Soy el mas pequeño de mis cuatro hermanos. Salvo una prima hermana de mi edad que iba de cuando en cuando a mi casa de vacaciones, no tenía yo contacto con chicas hasta que llegué al Instituto con diez años. En la escuela primaria todas las clases eran de chicos. Cuando hice el Ingreso en el Instituto Padre Luís Coloma de Jerez, allá por el año 1956 (Ozú que calor de tiempo pasado) con diez años de edad, había dos clases de Ingreso. Una de chicas y otra de chicos. Pero a partir de Primero de Bachillerato, las clases ya eran mixtas. En la edad de once años tuve las primeras experiencias de trato con chicas en las clases. Eso de la “novieta”, de las escapadas clandestinas, de las complicidades escondidas…del bonito rollo. Evidentemente no fui un alarde de precocidad en las relaciones sensuales e instintivas pero en esa edad era el “rollito”. El maravilloso rollo.
       A la edad de diez y seis años me catearon el selectivo de “Preu” y mi madre, resolutiva ella, me sacó del Instituto y me metió en un colegio de curas de Jerez para que sacara el dichoso preuniversitario. Aquellas aulas llenas de tíos (además tan pijos), fue para mí un auténtico trauma. No había niñas. Y eso era una auténtica desazón e irritación en mi trayectoria. Aquellas aulas y sobre todo los recreos y las salidas de clase eran para mí de una orfandad manifiesta. Y sobre todo me faltaba la complicidad femenina en mis relaciones escolares. Por lo tanto esa experiencia anterior a la Universidad, a la que fui después, me fue importante para poder decir algo en la cuestión que en estos días  se está tratando.
       La igualdad es una cuestión más que importante y todos tendríamos que tender a ella. Para conseguir una sociedad más justa y más igualitaria en el futuro, tendríamos que hacer esfuerzos en conseguir que la bandera de la igualdad y de la no discriminación ondeara en lo mas alto. Yo pensaba, ingenuo, que cuando los socialistas llegamos al Poder en el 82 íbamos a imponer la escuela única. Yo pensaba, por entonces, en la posibilidad de que las nuevas generaciones iban a ser la configuración de una sociedad sin diferencias educativas. En aquel Instituto mío del Jerez de los sesenta,  los libros eran los mismos que en Sevilla o en Málaga. Pero cuando llegué al antedicho colegio de curas, los libros ya eran de una editorial religiosa que se llamaba S.M. Y en aquel entonces hablamos del 1964, en pleno franquismo. Y yo creía que nosotros, la izquierda, íbamos a cambiar radicalmente ese patio tan complicado y fundamental de la Educación. Pero no. Los convenios con la Escuela Privada, los continuados privilegios de la Iglesia, el no poner las cosas en su sitio claro, hicieron que las cosas cambiaran bastante pero no, como muchos, deseábamos.
       El ministro Wert, admirado por muchos como tertuliano en la Ser en otro tiempo, piensa ahora que es razonable, en la primera quincena del Siglo XXI, subvencionar colegios donde se realice segregación de chicos y chicas en las clases. Y eso no es que sea antiguo, casposo y carca sino que va en contra de un principio fundamental de la igualdad y de la no discriminación. Es, por decirlo claro, una auténtica vergüenza, una torpeza y un verdadero despropósito. No es como se dice el modelo alemán, francés o suizo. Porque eso es una auténtica mentira. Y basta con analizar un poco y hacer comparaciones.
       Lo que pasa es que este Gobierno de carcas que nos malgobierna,  utiliza la crisis para cambiar los modelos. Utiliza la crisis para imponer “su” modelo. Un modelo que ya estaba consensuado por todos, va y ahora se lo cargan, lo hacen trizas queriendo  volver a una educación verdaderamente retrógrada y reaccionaria. Cuando Gallardón habla del aborto o de la píldora del día después no está hablando de la crisis económica que nos preocupa tanto, sino de cambio de valores. Habla de cambios en la igualdad. Y eso es una cosa que es totalmente de una enorme gravedad. Y con respecto a la discriminación por sexos y que sea el Estado quien lo financie, es la imposición de la moral “sui géneris” de la derechona que piensa solo en la mujer como el verdadero problema sexual en la juventud. Los niños deben estar separados de las niñas porque la líbido y la lascivia salen con el demonio pinchando papas con un tenedor en los colegios.
       Con el máximo de cautela debo decir que el PSOE apoya al Gobierno en su desafortunada política antiterrorista y en la auténtica política de vaivenes en los asuntos económicos. Y creo, aunque no lo comparta a pié juntillas, que ello es bueno para no complicar más las cosas que lo que ya están. Pero en los temas como el de la discriminación en la Educación nuestra bandera, siempre clara e igualitaria, no debe dejar de ser puesta en firmeza. Rubalcaba y la Dirección en su totalidad (desde él mismo hasta Heredia (¿?)), deberían ser mucho más claros y más contundentes en asuntos como los tratados anteriormente. Ello es importantísimo para el futuro de nuestro país. No solo es la Economía y el Terrorismo, estimados compañeros, sino los valores a los que siempre nos referimos con orgullo y que venimos defendiendo desde hace más de un siglo. Y enfrentarnos con vehemencia, pasión y celo contra estas verdaderas  agresiones de la derecha,  fruto y resultado de una moral antigua y trasnochada, bendecida con agua bendita de la Iglesia Católica  a la que, por cierto, todavía no le hemos tocado ni un céntimo de su importantísimo patrimonio. 




Pedro Villagrán
24.08.12
                 

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