08 mayo 2012

EL JUICIO DE LA CORRUPCIÓN VALENCIANA


       El ex director de RTVV  (Radiotelevisión Valenciana) dice en una declaración que los regalos que “el Bigotes hacía a los diversos políticos populares de la Comunidad valenciana eran normales. Por lo visto eso era lo normal. Él está dentro de la trama de corrupción valenciana. Ya fue jefe de prensa de Zaplana y de Capms. Y está en el cogollo del escandaloso asunto de todo el montaje incluyendo la  trama de la visita del Papa a Valencia.
       Pero ayer vi en la tele una cosa que me llamó la atención. Un acusado amigo del anterior, que no recuerdo su nombre (tampoco se merece el sinvergüenza que lo busque en Google) de dicha trama,  cuando entraba en el juzgado gritaba mirando a la cámara” La culpa de esto la tiene Rubalcaba”. Y me percaté entonces que ya los canallas corruptos no dicen como el Alcalde de Alhaurín, Martín Serón, que en las mismas circunstancias, hace dos años, gritaba “La culpa de esto la tiene Zapatero”. Ahora dicen Rubalcaba.
       Porque es  más que sorprendente que un tipo cuando se encuentra en una situación comprometida como la que describo, se ponga a echar acusaciones extemporáneas e incongruentes no porque haya perdido el juicio y esté loco sino  simplemente para hacer mal y daño.
       Los corruptos del PP cuando van camino del  trullo, según la época, gritan contra el Secretario General del PSOE correspondiente. Y es sorprendente esa escena que se repite continuamente. Y uno piensa como es posible tanta cosa tan burda y tanta escena tan zafia. Llega uno a creer que  si lo hacen es que en alguien hará mella, en alguien caerá el mensaje. Ese caldo de cultivo impresentable y rematadamente lerdo y estúpido es el de una sociedad absurdamente simple en la que estamos donde mucha gente no ve más un poco más allá de sus narices y se cree lo que le dicen, o le gritan algunos impresentables.
       Pena de esta sociedad donde lo cutre, lo indigno y la mentira sin más, hace mella en algunos de sus integrantes. Tristeza da esta sociedad donde algunos de sus componentes (creemos que son minoría, pero no  son tan pocos) aceptan la patraña, la martingala y la calumnia para desacreditar, o intentar desacreditar al oponente político para simplemente intentar o hacer simplemente daño.


Pedro Villagrán
08.05.12   

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