09 diciembre 2011

EL TRASPASO DE PODERES

No es petulancia, y ni tan siquiera inmodestia, pero me siento orgulloso el ver la forma de hacer la transición de poderes del Gobierno socialista al Gobierno del PP. Y es para sentirse crecido en el orgullo personal cuando ve uno que las cosas funcionan bien y se aceptan los papeles que la sociedad ha dado a cada uno de buenas maneras y de buenas formas, después de unas elecciones ejemplares donde no hemos tenido buenos resultados. Una vez más me siento socialista y me siento casi presumido de ese sentir que tengo desde hace tiempo y de los principios de mi Organización política que afloran tantas veces, incluso en los momentos difíciles. Las buenas formas, las valiosas maneras son fundamentales en política. Si se pierden, si se dejan al lado los principios de simple convivencia democrática, se dejan al lado cuestiones más que valiosas que forjan las relaciones institucionales y políticas en la Democracia.

Leyendo a Paul Preston en “El holocausto Español”, cuenta cuando en una capital de provincia manchega gobernaban los socialistas el 18 de Julio del 36. Allí hubo su intento de rebelión en los cuarteles pero si éxito. Murieron algunos Guardias de Asalto, defendiendo al Gobierno legal, y al final la intentona golpista fracasó. El Gobierno Civil mantuvo el orden. Pero ese orden, a los dos días, se vio empañado por muchísimos alborotadores anarquistas armados que empezaron a depurar a militares, guardias civiles, curas, frailes y gente de la derecha para hacerles pagar el intento de haber realizado el Golpe Militar. El Gobierno Civil, socialista, metió en la iglesia de aquella ciudad a todos los guardias civiles, a sus familias, a múltiples monjas de los conventos, a toda la derecha local, a los terratenientes y la custodió con tropas leales a la República. Aquel casi secuestro de los simpatizantes con el Golpe fueron custodiados por el Gobierno para impedir que los anarquistas los acribillaran por haber intentado hacer la felonía de apoyar el Movimiento. Pero…!sorpresa! cuando las tropas nacionalistas entraron en aquella ciudad liberaron a los de la iglesia y trataron de igual forma a los miembros del gobierno legal que a los anarquistas que intentaban hacer justicia. Todos fueron ejecutados sin la más mínima misericordia. Allí quedó ese ejemplo de la sangre derramada de unos socialistas defensores de la legalidad y que ahora, dentro de unos días, les van a hacer un homenaje.

En estos momentos de las buenas y elegantes formas que hoy vemos, me siento contento de que en mi país las cosas funcionen bien. Pero no me puedo olvidar la actitud del PP en ésta y en la anterior legislatura. El no siempre por respuesta, el insulto, el improperio y el desprecio para hacer el máximo daño al Gobierno. El oponerse frontalmente a todas las medidas necesarias para intentar relanzar la economía, los exabruptos múltiples (cuanto más sonoros y exaltados mejor), los intentos numerosos de poner en ridículo toda acción del Gobierno de llevar esta crisis lo más paliada posible para hacer el menor daño a los trabajadores, el hacer de la oposición un arma llena de violencia dialéctica y de maldad ha sido el posicionamiento político de la oposición del PP en estas dos legislaturas pasadas. Yo, que la he sufrido en la cercanía, todavía la tengo en mi mente dolorida. Todavía recuerdo aquellas actitudes tan soeces y tan groseras solo por hacer daño y conseguir el Poder. Así lo hicieron con el Gobierno de Felipe y así lo han hecho con el Gobierno de Zapatero. Y es que no dan más de sí. Son como son y no pueden, aunque le cambien totalmente, ser de otra manera.

Ahora, en estos días cuando ve uno al Jefe de Gobierno llevar a Bruselas posicionamientos pactados con el PP y los presenta como propios y en la noticia de al lado ve uno a Rajoy pavoneándose en Marsella como el “Superman” de las finanzas, exageradamente erguido, con la mirada al frente y su boca antiestética y ridículamente sonriente, me vienen los recuerdos de sus actos y sus palabras casi indecentes de la última legislatura. Piensa uno lo jodido que es responder con cierta elegancia ante estos hechos. Pero nosotros somos así. Así lo hicimos en la oposición que le realizamos a Aznar entre el 1986 al 2004 para después recibir como premio la oposición desleal que hemos tenido.

Y ahora a pactar con ellos. A ayudarles a estas pantomimas de patriotas a que las cosas le salgan lo mejor que se pueda. Y cuando veo a mi Partido apoyando lo que sea para sacar esto adelante, después de lo que yo, con estos ojitos y estas orejas, he visto y he oído en estas dos legislaturas, pienso que mi Partido tiene tantos años porque siempre ha sido leal, legal y siempre ha buscado, por encima de tantas cosas, el interés de este país nos pongan los ciudadanos donde nos pongan…en el Gobierno o en la oposición. Donde sea lo haremos con principios y con auténtico patriotismo por defender a los nuestros.

Y después viene un imbécil que dice….”Todos los políticos son iguales” y uno le mira con desprecio y le dice “Eso es lo que vosotros quisierais”.

Pedro Villagrán 09.12.2011

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