21 noviembre 2011

AHORA A BAJARSE DE LA HAMACA. Y NOSOTROS A LO NUESTRO.

Decía Miguel Hernández que “por doler me duele hasta el aliento”. Ayer tarde, y hoy, tengo una sensación de pérdida y un vestigio de oquedad y de vacío que me resulta raro. No estoy abrumado pero tengo una rara sensación de dolor.

Sabía que la cosa iba a ir mal, que no íbamos a levantar a las encuestas aciagas que nos ponían por delante pero un resultado tan horrorosamente malo, sinceramente, no lo esperaba. Al igual que en el 86 los curas, la prensa derechona, la reacción más cutre, los mercados, la crisis económica, algunos errores del Gobierno, la falta, en cierto modo, de explicar los temas y otros problemas, se han llevado por delante un proyecto que comenzó en el año 2000 en el XXXV Congreso Federal cuando accedió a la Secretaría General José Luís Rodríguez Zapatero.

Ni el PSOE merecía ayer, en absoluto, tal resultado ni el Partido Popular merecía esa tan aplastante mayoría. Un montón de factores adversos han configurado una serie de circunstancias que nos han llevado a tal desastre. Pero el desastre no es haber perdido el Gobierno ni tener un grupo parlamentario pequeño en el Congreso y minúsculo en el Senado. El verdadero problema es haber perdido la confianza de la ciudadanía. Es que los ciudadanos han tenido una total asintonía de su ideario y necesidades con las ideas y los planteamientos que se le han realizado por parte nuestra, por parte de nuestro Partido.

Hoy he visto a Zapatero en la rueda de prensa anunciando que el fin de semana próximo el Comité Federal va a convocar Congreso Extraordinario. No era la cara del Secretario General la mejor que podía presentar después de los resultados de ayer. Tampoco era la mía, como cara receptora de sus propuestas, la mejor que tengo. Pero esa salida da una puerta a la esperanza.

En Málaga unos compañeros esta mañana han hecho declaraciones pidiendo responsabilidades a la Dirección Provincial, demandando que cada uno asuma sus propias servidumbres y sus propios resultados. Esos compañeros solicitan la dimisión de Heredia y de Conejo (Secretario General y Secretario de Organización respectivamente de la CEP). Y yo los comprendo y lo estimo casi conveniente. Pero el verdadero problema no es ese. En mi criterio, ese no es el problema. Ellos, los dirigentes, no son más que el fruto de una forma determinada de hacer política, de sectarismo, de falta clara de ideología y de un concepto de los estatutos como un arma para sus intereses.

Es fundamental un Congreso. Si. Un Congreso. Pero en él deberíamos empezar de nuevo. Deberíamos empezar por el principio y no poner los bueyes detrás de la carreta. Esta Organización tiene que regenerarse en muchas maneras y formas. El Poder la ha casi desdibujado. Los coches de alta cilindrada, los hoteles de cuatro estrellas y las corbatas de seda natural la han trastocado. Y ellos, evidentemente marcando carácter, la han hecho una Organización defensora de formas y de ideología netamente lejanas a nuestra base social . Es necesario meditar tranquilamente y con sosiego.

Como médico conozco que para curar a un paciente es necesario primero saber la etiología, la etiopatogenia, ver los síntomas de la enfermedad, explorar al enfermo, ver las pruebas complementarias, contrastarlas y después de todo ello llegar a un diagnóstico. Y una vez llegado aquí poner un tratamiento adecuado a tal definición. Y el tratamiento pudiera ser médico con pastillas y pomadas o bien quirúrgico, con todo lo que ello lleva consigo.

Pero es un simplismo total centrar, siguiendo con el enfermo, que el problema, sin hacer lo anteriormente expuesto, se resuelva con analgésicos simples para, dentro de unas horas, volver a tener las mismas sintomatologías.

Ha ganado la Derecha. Que usted lo gobierne bien. Lo han querido los ciudadanos y, como dice Zapatero, ellos no se equivocan. Los han podido engañar los de siempre con descalificaciones, con embustes y con patrañas. Pero ellos han votado en libertad y en armonía.

Ha ganado la derecha. Ahora a gobernar. A bajarse de la hamaca y a sacar, como prometieron, a este país de esta crisis. A que funcione su especial y afilada tijera. Ha ganado la derecha. Y nosotros a trabajar para defender al modelo de país que defendemos. Y para ello es necesario este Congreso que se nos propone, donde estamos obligados a remozar, a remover y a vigorizar los principios ideológicos de esta tan vieja y tan nueva Organización. Y una vez hecho eso, buscar los mensajeros y los representantes más oportunos y capaces para llevar ese proyecto adelante. Eso es. Ni más ni menos. Ni menos ni más.

Pedro Villagrán 21.11.2011

3 comentarios:

  1. totaly acertado el diagnostico y la cura
    me da confianza el que haya gente con tanta lucidez

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  2. estoy toltalmente de acuerdo,esperemos que esto sirba para que el partido refunde lo que tenga que refundar y volver a llegar al pueblo y que vuelvan a confiar en el psoe pero con ideas del psoe no con ideas mezcladas.

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  3. Hemos vivido unas Elecciones Generales y ante los resultados obtenidos por nuestro partido, el PSOE, caben expresiones de dolor, tristeza, enfado…, etc. Pero la sensación de “oquedad” no expresa un simple estado de ánimo, sino la ausencia (oquedad, vacío) de un argumento que permita, desde él, explicarse las causas por las que una abrumadora mayoría de ciudadanos han rechazado la opción de gobierno (que no un proyecto que responda a un modelo de sociedad) del PSOE. No eres tú, Pedro, el único que siente ese vacío y esa desesperanza ante la falta de respuestas a situaciones como la que estamos viviendo en la actualidad. Sin embargo, si nos remontamos un poco, buscando en los orígenes y en los avatares de cambio que la socialdemocracia ha sufrido hasta hoy, y creo que no nos queda más remedio que hacerlo, la respuesta, aunque quizás no la solución, aparece claramente. Hacemos política desde la socialdemocracia dentro de un sistema capitalista. El capitalismo tiene muy claro que es el modelo económico de sociedad el que condiciona el sistema político que lo desarrolla y no al revés. Vivimos en un modelo económico capitalista que adapta perfectamente su sistema político y lo desarrolla implacablemente. Saben perfectamente lo que quieren.
    Nosotros pretendemos explicar y obtener la confianza de los ciudadanos en un sistema político careciendo de modelo económico. Y eso, cuando menos, es muuuuy difícil. Queremos gobernar con ideas socialistas dentro de un modelo capitalista. Eso, afortunadamente, ha sido solución durante muchos años. La socialdemocracia ha conseguido a lo largo de muchos años paliar los efectos implacables del capitalismo sobre las clases más desfavorecidas. Pero ante situaciones que cada vez se van complicando más, simplemente no tenemos respuestas.
    Y no tenemos respuestas porque, preocupados por la actuación de gobierno, algo que exige, obviamente, una acción inmediata, nos hemos sumido excesivamente en el “cortoplacismo” y hemos abandonado el desarrollo de proyectos, ideas, que profundicen en las soluciones que debemos dar a las situaciones que se plantearán viviendo en connivencia dentro del modelo capitalista.
    Porque ésa está siendo la auténtica institucionalización del partido. Absorbido y dependiente éste (el partido) del gobierno están confundidas las funciones de cada uno. No hay nadie que, desde el partido, se preocupe de encontrar esas soluciones que en un momento crucial como el que estamos viviendo, echamos de menos. Ellos, los capitalistas, sí que tienen respuestas. Y lo estamos viendo. Pensemos en Irlanda, Portugal, Grecia, Italia… ¿España?...
    No se trata ahora de improvisar un modelo económico. No se trata de una vuelta al marxismo. Se trata simplemente de dar su sitio al partido. Se trata de que éste, el partido, se preocupe de encontrar las soluciones políticas que deberá aplicar el gobierno.
    Pero a la institucionalización conceptual a la que me he referido antes, se une la compatibilización total de cargos orgánicos e institucionales. Con unos responsables orgánicos que lo son al mismo tiempo institucionales (presidente de gobierno, ministros, alcaldes, presidentes de diputaciones, directores generales…, et.) es imposible que haya voluntad política para que el partido “piense”.
    Por eso no debemos quedarnos en el llanto y el crujir de dientes. Esas lamentaciones no conducen a nada. La autocrítica no es una flagelación. Es necesaria. Imprescindible. Debemos diagnosticar con acierto lo que está ocurriendo, más allá de la simple sustitución de nombres o personas. Y hay que hacerlo desde ya. Solo con un buen diagnóstico podremos pedir un tratamiento.
    Creo que tenemos cosas en qué pensar y “distraernos”. Así quizás lloraríamos menos.

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