28 octubre 2011

MI ORGANIZACIÓN EN MÁLAGA

En terminología política doméstica el término pastelero se usa para determinar a aquel que combina, practica y amasa el conjunto de grupos diferentes para hacer un mezclado lo mas armónico posible.

En una visita de vacaciones a A Coruña el pasado Agosto, no lejos del monumento a María Pita, la brava gallega que luchó contra los piratas ingleses que atacaron la ciudad, al lado del hermoso edificio del Ayuntamiento, había una pastelería en cuyo escaparate ponía “Se necesita pastelero”. Miré a mi mujer y sonriendo le dije: “eso es lo que necesitamos en Málaga”. Y pensando, tan lejos de Málaga, en tal ausencia, recordaba a un buen compañero, antiguo militante, que trabaja cerca del agua y que por su antigua experiencia merecería regresar. Y aunque siempre repudié esa figura ahora la veo en mi provincia importante.

La situación actual de nuestra Organización en Málaga se encuentra configurada por una exigua minoría que apoya a la Dirección. Candidatos a las últimas elecciones municipales y algunos puestos de delegaciones de la Junta, encabezada por la figura representativa de la Institución regional y algunos otros compañeros que solo se representan a si mismos, son realmente sus apoyos. Su continuidad en la Dirección es simplemente por la responsabilidad y el amor a las siglas, por parte de los disidentes, que no es poco. Por eso se está como se está.

Por otro lado, en mi criterio, hay una inmensa mayoría que piensa que cuanto más dure esta situación será peor que peor. Y habría que darle pronto una solución. Ora un Congreso Extraordinario, un Comité provincial extraordinario con tranquilidad y tiempo suficientes para el debate, cambios en profundidad en la Dirección…etc. Lo que sea… pero la situación de tensión y vacío es insufrible de soportar mas tiempo del debido. Hace días una parte de ese poliédrico grupo inició una recogida de firmas para solicitar la dimisión de la Comisión Ejecutiva, medida e iniciativa, en mi criterio, desacertada por los momentos en los que estamos. Nadie con criterios de racionalidad política, en mi criterio, se le ocurre hacer dicha actuación en los momentos preelectorales que corren.

Lo que hay que hacer es dejar trabajar a la Dirección para que con tranquilidad y sosiego realice la Campaña electoral lo mejor que sepa hacerlo. Que tenga capacidad de aglutinar, asunto que reconozco mas que difícil, dado la forma de trabajar en la ceguera de la uniformidad en la que desarrolla su actividad.

Pero ese numeroso grupo disidente, en su totalidad, tiene la dificultad de tener muchos personalismos intrínsecos, encontrados entre ellos que dificulta bastante la configuración de un grupo más o menos homogéneo. Callos pisados que todavía duelen, moratones no desaparecidos todavía, heridas casi cicatrizadas pero en lugares visibles que no desaparecen ni por el tiempo. Ese personalismo que separa y, en muchísimos casos la carencia de una consistente ideología, hace la dificultad de aglutinarse. Porque ese grupo disidente lo único que quiere es eso: cambiar a la Dirección provincial. Nada más. Porque, en el fondo, tiene en una inmensa mayoría, el mismo modelo de Partido que la propia dirección De hecho hace tres años la apoyaron con grandes aplausos y vítores.

El asunto es complicado. Bastante complicado. Por eso me reía del escaparate de la pastelería donde se buscaba un pastelero.

Con la ideología como referente. Con el amor y la sumisión a los Principios de la Organización. Con la retirada de los personalismos. Con la claridad de miras de no querer nada de poder institucional. Con la seriedad de planteamientos políticos que fueron siempre nuestra seña de identidad. Con esas cosas encima de la mesa. Solo así podremos resolver algo. Ah!!! Se me olvidaba…Y un pastelero que con la ideología como bandera sepa llevar a buen fin un verdadero proyecto político para lanzarnos de nuevo.

Pedro Villagrán 29.10.2011

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