
Juan Luís Rascón es un compañero Cordobés que es Diputado al Congreso. Allí ha hecho una buena labor dentro de la disciplina y la diferencia. Ello le ha hecho tener problemas de diferenciación pero nunca de falta de disciplina ni de lealtad al Partido. Es lo que yo, en unas anteriores entradas en este blog, hablaba de la unidad y de la nociva uniformidad. Esto último que hoy corre tan cerca de nosotros y que es la norma de comportamiento de muchos.
Juan Luís vuelve a su judicatura, donde le es incompatible una militancia política, después del 20 de Noviembre. Es normal su actitud y su posicionamiento. Vuelve, diciendo que no se encuentra cómodo y criticando actitudes y decisiones en la que está en desacuerdo. Yo, que muchas veces me cabreo, que muchas veces me rebelo y protesto, lo comprendo y me pongo en su piel. Llevo en este Partido mas de treinta y dos años (Uff, que viejo soy) y seguiré en él luchando por mis ideales y por mis principios socialistas. Creo que la militancia en este Partido es mi mejor forma de hacer socialismo, de hacer justicia social y de hacer mejorar la vida de mis conciudadanos. De hacer Política a secas. Aunque muchas veces comprendo a compañeros que sin tirar la toalla, se descabalgan de este rico y nuevo proyecto que es el PSOE.
Los viejos socialistas hablaban siempre de los gases y de la capacidad de ellos de ocupar espacios vacíos. Cuando alguien se va, cuando alguien abandona, cuando alguien se ausenta, deja un espacio que siempre se llena por algún otro “gas” de lo mas inmediato. Es la inexistencia de los espacios vacíos. Alguien lo ocupa. Y da la puñetera casualidad que quien lo ocupa, en estos tiempos, es de un nivel siempre menos ideológico, menos enriquecedor y menos fructífero, políticamente hablando.
El martes pasado, día 2, han cesado a Juan Carlos Lomeña, de Delegado de Trabajo en Málaga. Y lo estaba haciendo bien. Y ha sido cesado. En el mes de Agosto, a las puertas de un proceso electoral que se nos presenta complicado y donde es necesario la unidad entre todos nosotros (no la uniformidad), se cesa al máximo responsable provincial de una Delegación fundamental en nuestro proyecto y de un alto contenido político.
Y que quede clarísimo que considero a Juan Carlos como un compañero sin más. Nunca he participado en sus extraños movimientos y escaramuzas políticas (algunas nunca comprendidas por mi, incluso repelidas claramente por mí) dentro del Partido y nunca he sido, ni por asomo, de los llamados “de los suyos”. Tampoco Juan Carlos estuvo en el grupo que nos presentamos como alternativa a la actual Dirección en el pasado Congreso Provincial y apoyó sin fisuras a la Dirección que salió del mismo totalmente, apoyándola a piés juntillas. Pero siempre le he reconocido algunos valores dentro de la maraña y de la planicie ideológica en la que está, desde hace tiempo, nuestro Partido en Málaga. Por lo tanto mis letras en esta entrada de blog, están llenas de objetividad y de respeto a las decisiones que se han tomado. Quien toma las decisiones y ejerce esa función siempre es digno de respeto. Pero es obligatorio, en estos tiempos, el decir que no comparto esa decisión.
En estos momentos en los que nos encontramos es de una torpeza inédita el cese de un Delegado de Empleo de línea política por otro compañero de perfil más sumiso y cercano. Eso en mi tierra se llama dar palos de ciego por no decir cosas mayores. No se quien será la cabeza pensante y la preclara mente estratégica que ha hecho la purga. Pero he de decir alto y claro que no me gustan ni las formas ni el fondo. Que me repelen esas formas de actuar.
El cese se hace sin conocimiento de los agentes sociales, de los sindicatos, de la UGT (también sustento y apoyo del resultado de aquel pasado Congreso), de los órganos del Partido. Así a las buenas, a la forma de”aquí te pillo…” Cosas veredes, amigo Sancho, cosas veredes. Y ahora se apelará a la unidad, de nuevo. Se solicitará de nuevo la armonía y el compromiso. Cosas veredes, amigo Sancho, cosas veredes.
Pedro Villagrán 04.08.2011
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