Desde el día en que perdimos las elecciones municipales y autonómicas no me paran de llegar manifiestos diversos. Unos cuantos corren por mi provincia demandando unos la dimisión de la Comisión Ejecutiva y dando alternativas diversas. Otros cuantos se mueven a nivel federal poniendo encima de la mesa algunas opciones diferentes.
Entre todos configuran una pléyade de declaraciones varias, siempre buscando una solución en lo orgánico a la crisis que presenta nuestra Organización. No son tantos como digo en mi entrada de nosecuantos mil (sabes, amigo bloguero, que los andaluces somos un pelín exagerados), pero si un centenar. Me los he leído todos con atención (por lo menos los que me han llegado) y estoy de acuerdo con todos. Ni un solo ápice de distonía con ellos. Y ello me sorprende. Me sorprende sobremanera mi concordancia con casi todos.
La cuestión es que el papel aguanta todo. Todo lo que se escriba en él es admitido. Y las intenciones ideológicas son las que son y nuestras ideas son las que están. Luego no debería de haber discrepancia. Lo que pasa es que cada manifiesto presentado es puesto a la luz por determinados compañeros que durante su vida en el Partido tuvieron ocasión de hacer cosas muy diferentes a lo que escriben en ese, su propio manifiesto.
Es fundamental tener confianza en el compañero que lo presenta valorando mucho su actitud en la vida orgánica del Partido pasada, para apoyar ahora “su” manifiesto. Porque hay compañeros que, con el mayor de los respetos, ponen un manifiesto a colación y cuando uno lo lee piensa uno que es imposible leer cosas que fueron totalmente contradictorias en actitudes pasadas por él mismo.
Me gustaría que alguien, que algún compañero, diera un paso adelante, con Manifiesto o sin Manifiesto, para apoyar un papel escrito lleno de buenas intenciones pero apostillado y apuntalado por una trayectoria política determinada digna de un determinado apoyo.
Pedro Villagrán 05.07.2011
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