12 junio 2011

LAS GAVIOTAS GRAZNAN Y GRAZNAN AL LADO DE MI JARDÍN

       Acabo de leer el periódico. En él veo un mapa. Un mapa de nuestro país. Un mapa donde está considerado el reparto político de responsabilidades que nos han dado los ciudadanos en las últimas elecciones. Para mayor cabreo me lo comparan, con otros mapas, en situaciones anteriores. En la actual situación todo es azul. Azul, azul, azul. Azul mahón como decían los falangistas del tono de su camisa. Casi todo azul. Rojo solo unos pequeños esbozos de parcelas que se mantienen en el mapa general del país. Después de la jornada del descalabro nos hemos quedado, prácticamente, sin poder municipal. Pero no es para desolarse. No es para tirar las patas por alto. Son momentos para la reflexión serena y para el trabajo orgánico. No son momentos para decir…Si yo ya lo decía!!!... Con estas gentes… No son momentos para los reproches, pero tampoco para la aquiescencia ni para la conformidad.
       En mi provincia hubo en Julio de 2008 un Congreso donde se presentaron dos listas. Una oficialista, oficialista, oficialista con todo el poder institucional detrás, bendecida por la Comisión Ejecutiva Federal y Regional. Otra de una serie de compañeros que no veíamos las cosas claras y que planteábamos otras formas diferentes de dirigir la Organización. Con todo ello conseguimos el 36% de los apoyos de los delegados. Solo el 64% de los delegados apoyaron a la candidatura fuertemente oficialista e institucionalizada.
       Pues bien. Ahora, después de ver el mapa exageradamente azul, salen voces críticas a la actual ejecutiva. Pero, sorpresivamente, son los que la apoyaron. Todo aquel entramado poder oficialista e institucional son los que ahora critican y demandan cambios. Es evidente que hacen un flaco favor para la normalidad orgánica. Pero nuestra Organización tiene resortes para remontar la situación y dar ilusión, de nuevo, a la militancia.
       En mi criterio se debería convocar un Comité Provincial extraordinario. Es nuestro máximo órgano entre congreso y congreso. Y en él, con sosiego y con  orden, se deberían poner las cartas encima de la mesa. No es la solución en si, pero es lo que se debiera hacer.
       En Málaga yo vivo en un chalet con un pequeño jardín. Fuera del mismo, pero lindando con la mía, hay una parcela abandonada desde hace años, donde estuvo ubicado un club social. Hoy está totalmente desertado. En esa mugrienta y desolada propiedad, llena de escombros y asquerosos desperdicios, hay una palmera que ha sufrido los ataques de la enfermedad del picudo rojo. Éste, se ha cargado todas las hojas de su frondosidad anterior y ha dejado solo el tronco vertical de la palmera. Y allí, es ese hueco, en esa oquedad de su verticalidad, como en un torreón,  una gaviota ha hecho un nido con cuatro o cinco gurripatos y pollillos. Y encima de haberse asentado al lado de mi casa croa, croa y croa con un graznido desagradable que no para en todo el día y en parte de la noche.
       Me he puesto a pensar si es una puta coincidencia o una decisión simple de la naturaleza. Espero que se vayan pronto y que nos deje tranquilos y alejados de su ruido roñoso y repulsivo. Nunca me gustaron las gaviotas. Allí, en las playas y acantilados donde haya restos orgánicos, residuos y porquería, están  siempre ellas con su graznido soez.
       Tengo muchas esperanzas que se vayan, por lo menos de al lado de mi casa. Que se vayan…que se vayan pronto!!!.Que se vayan...


Pedro Villagrán 12.06.2011

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