Siempre defendí la separación máxima posible entre lo institucional y lo Orgánico en mi Partido. Siempre hay un discurso institucional que viene matizado por la responsabilidad y el compromiso de hablar para todos los ciudadanos y en representación de todos los ciudadanos. Ese discurso “de Gobierno” es un discurso responsable, sensato y juicioso, políticamente correcto. Igualmente está, por otro lado, el discurso partidario, sectario y propio del compromiso político que se tiene a dictados del Partido al que se pertenece.
Últimamente el discurso del Partido ha sido suplantado por la moderación de lo gubernamental, de lo institucional. Y ello, en mi criterio, puede dar la impresión de que se está “como una piña”, pero el Partido (que es el que no podemos ni debemos lesionar porque es el que nos va a sacar de los apuros de verdad, si los tenemos) resulta dañado de esta ausencia crónica de discurso.
Cuando el problema del Polisario, el Gobierno de España se colocó en los planteamientos de Marruecos y en contra del Polisario. Y era normal esa postura porque España tiene que estar con Europa en una postura común, está el tema de la emigración, el terrorismo islámico etc lo que se quiera. Pero el Partido ha tenido siempre (cuando estábamos en la oposición) muy buenas relaciones con el Polisario. Pero no pasaría nada si el Partido explicara que, en su criterio, la razón (porque es que la tiene), el derecho a subsistir y a estar en su tierra es el Polisario.
Caso parecido es el tema de actualidad de Osama Bin Laden. Era un siniestro asesino y era una lacra para la humanidad. Pero en nuestro país no existe la pena de muerte y menos las ejecuciones sumarísimas. Pues si eso es así no nos deberíamos alegrar de que tal terrorista haya tenido, cuando estaba desarmado, una ejecución tan detestable. El Mundo occidental, nuestra cultura debe de dar lección y significación al mundo de lo que es una justicia limpia, serena y eficaz. Alegrarse por la muerte de tan execrable terrorista puede dar al Gobierno la prueba de piña con sus aliados. Y eso podríamos, incluso, hasta comprender. Pero, inmediatamente, el Partido tiene que decir que no está en el planteamiento de hacer una ejecución en lejanas tierras a un terrorista desarmado yque está en contra de no haber dado la posibilidad de un juicio justo, ya que la orden no era otra que matarlo. Hay que decir algo y decir que no se está de acuerdo en dichos planteamientos. La Justicia es la base de una democracia fuerte, y si no hay justicia no hay democracia.
Ahora que vienen tiempos de cambios deberíamos reflexionar sobre lo que significa campo de lo institucional y campos de lo orgánico.
Pedro Villagrán 04.05.2011
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