Soy de los que presumo de haber siempre defendido la separación de lo institucional de lo orgánico. En la primera legislatura algunos compañeros , sin mucha idea de lo que significan los campos específicos diferenciados, pusieron en duda mi coherencia cuando compatibilicé un puesto de Secretario de Formación de la Comisión Ejecutiva provincial y mi puesto electo de senador. Dichos puestos, para mi criterio de separación de poderes, no son incompatibles. Lo que significa, siempre en mi criterio, nocivo de mezclar son las estructuras de Partido con las estructuras de Poder institucional.
Todo esto que escribo no es, ni más ni menos, que acatar, con todos mis respetos, la decisión última de José Luís Rodríguez Zapatero de no presentarse a la siguientes elecciones generales. Es su decisión como Secretario General y por ende máxima autoridad en el Partido. Y yo, como militante disciplinado, no tengo mas que decir. Yo, hubiese hecho la “cosa” de otra manera, con otra estrategia y con otros tiempos. Pero el Secretario General tiene la información, tiene la mejor valoración y el toma la decisión que debemos acatar.
Ahora es el momento de la tranquilidad de todos. Ahora es el momento del sosiego y del orden. Es evidente que como está el patio muchos de los nuestros, con intereses más que mezquinos, empezarán a moverse y a inquietarse sobremanera. Es natural, aunque no es bueno para el buen desarrollo de los acontecimientos, ni para el Partido en su conjunto. Ahora, ni más ni menos, es el momento del Partido. Es el momento para darle a la Organización el espacio que merece y que necesita.
Ya está el PP solicitando elecciones anticipadas. Ya está pidiendo la inestabilidad y el tambaleo. Esa es su forma de hacer política. No tienen otra. La ciudadanía nos ha dado cuatro años de legislatura para dirigir este país. Y queda casi un año para terminar el plazo. El Gobierno está haciendo los deberes. Está fortaleciendo nuestra economía y defendiendo los intereses de los que mas lo necesitan. Y este Gobierno se va a quedar hasta el final. Y se va a quedar para defender los principios que durante toda la legislatura ha defendido ( con sus sombras y sus luces, evidentemente) y de los que se siente, al igual que yo, totalmente orgulloso.
El Partido tiene la palabra. El Secretario General no ha querido presentarse en su tercera legislatura. Al igual que Aznar, por ejemplo. Pero en mi Partido, por lo menos en lo que a mi respecta, no pierde la más mínima autoridad. Casi al contrario. Se refuerza más su imagen como Secretario General de un Partido con tanto caudal político como es el PSOE que se enfrenta a retos importantísimos que tendrán que ser liderados por él y además, sigue como Presidente del Gobierno a un año vista de las próximas elecciones generales para incidir, aún más, en las políticas que estamos realizando.
Pedro Villagrán 02.04.2011
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