Esta mañana, en mi hotel de Madrid, he bajado a desayunar y he dejado encendido el televisor que, por lo visto, tiene entrada diferente del interruptor general eléctrico de la tarjeta. Cuando he vuelto a mi habitación y he abierto la puerta he escuchado unos gritos y unos aspavientos en la tele a los que todavía no estoy acostumbrado. Os puedo asegurar que me he asustado.
Aznar, con su dedo índice al viento, con una cara crispada como la que más, malhumorado y totalmente en tensión decía “…Y lo sabe la Guardia Civil…Y lo sabe la policía…” Pero todo con una convulsión y una vehemencia que parecería mentira e imposible si no fuera en el personaje del que estamos hablando. Yo, y de verdad lo digo, he sufrido un mayúsculo susto y no es porque yo tema a la Benemérita ni nada por el estilo sino por la total ausencia de elegancia y gracia en los gritos que salían del gaznate de nuestro ex-presidente. Tan tocado me quedé que, una vez en el Senado, en mi despacho, he buscado la noticia. Y en ella he visto la foto. ¡!!No es posible!!! Aznar en estado puro. Ni los monster, ni Drácula ni el Hombre-lobo, ni la niña del exorcista pueden mirar con esa mirada tan penetrante y agresiva. ¡!!Ozú que mieo!!! como dicen por mi tierra.
Pienso que cuando el PP saca a los macarras del miedo a pasear por nuestro país hablando del terrorismo y de asuntos negros para atacar al Gobierno es que las cosas no le van bien. Cuando salen Mayor Oreja y Aznar es que las cuentas no cuadran. Ese mensaje catastrofista, trágico y siniestro lo que está haciendo es, ni más ni menos, que una llamada a lo bilioso, a lo más oscuro y perverso del interior del receptor. Esa comunicación no es otra cosa que la agitación y la llamada a la ultraderecha ultramontana y reaccionaria para decirle lo mal que está todo y que es necesario, como sea, una regeneración total de nuestro sistema. Todo mal. Todo mal y todo mas que mal.
Podríamos tomarnos a broma los mítines de Aznar. Podremos sonreírnos de sus frases escalofriantes y llenas de tragedia. Podríamos tomárnoslo a broma si no hubiesen compatriotas nuestros delirando y regocijándose con tales mensajes. Ese es el problema. Que detrás de esos mensajes está un proyecto contrario total a nuestro sistema democrático y más cercanos a otras posibilidades políticas lejanas, afortunadamente, en el tiempo.
Pedro Villagrán 27.04.11
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