Las ideologías no se esconden ni se matizan en las mezcolanzas cotidianas del pensamiento de los ciudadanos. Ellas florecen en nuestra sociedad dependiendo claramente de las circunstancias de los momentos. Pero no desaparecen. No se esfuman. Siguen ahí.
En tiempos de la dictadura no se podía decir que nuestro país estaba totalmente en contra del Dictador. Ni mucho menos. Estaba, evidentemente, la derecha de siempre que apoyaba a ese nefasto régimen del conservadurismo más reaccionario. Siguieron ahí con Franco hasta el final de sus días en aquel 20 Noviembre de mis recuerdos. Igualmente, además de ellos, había mucha gente que pertenecían sociologicamente a un amplísimo grupo de ciudadanos que habían perdido la guerra pero les era necesario mantener su cercanía al Régimen solo por simple subsistencia familiar y personal.
Cuando Franco murió, miles y miles y miles de conciudadanos fueron al Palacio Real a despedirlo. Luego si fueron se consideraban introducidos en ese meneo. Allí no fueron los que antes mencionaba de la subsistencia sino los leales , leales, al régimen. Muchas, muchas, muchas gentes saludando brazo a la romana y despidiendo en su último adiós al “enanísssssimo”.
Cuando la famosa reforma política de tan infausto recuerdo esas gentes de la mano alzada se metieron en Alianza Popular que capitaneaba Fraga y otros más. Pura reacción a lo que se venía encima y ultraderecha pura. Se posicionaron contra una Constitución como decían entonces masónica y libertaria (Vale, vale, tio).Otras gentes con la mano alzada y la porra o la cadena en la otra no se unieron a ellos y se quedaron en movimientos de Blas Piñar, Guerrilleros de Cristo Rey, Falange (auténtica), y otros movimientos minúsculos añorantes del Régimen fascista del General Franco. Pero el Rey no se fiaba de aquella gentuza (del Fraga) que solo añoraban el regreso a sus antiguas andadas. Y como el Rey pudo escoger pues los dejó totalmente al lado y escogió a Suárez. ( Suárez era ni mas ni menos que un jefecillo del Movimiento. Y lo digo simplemente para que se vea como tenían que ser aquellos de la manita alzada y las cadenitas). Alianza Popular quedó como la derecha, derecha, derecha y UCD como un centro reformista. Se decía entonces “De Adolfo a Adolfo y tiro porque soy un golfo” con mucha mala leche y para putear al máximo.
Y después de todo eso y en desintegración de UCD, la Derecha Española se une en un solo proyecto común al que le llaman Partido Popular. Y ahí están todos metidos. Todos. Desde el centrismo mas absoluto reformista proveniente del franquismo, pasando por los que, orgullosamente, comulgando con principios democráticos, participaron desde la lejanía con el Régimen militar, incluyendo hasta los que acudían a la Plaza de Oriente a levantar los brazos y las banderas con el aguilucho encaramado. Pero…Una cosa: de algún grupo eran más. Los nostálgicos y los fachas hacían mayoría. Y hacen más ruido. Y hacen mayoría. La habilidad de Aznar (que algo bueno tendría) ha sido meter todos en un mismo saco. Por eso, desde el PP, hay que arrinconar a Álvarez Cascos y sacar a Aznar. Aislar a Vidal Cuadras y poner a González Pons.
En todo el espectro político europeo se encuentran los ultras. Está la ultraderecha. En Francia, en Holanda, en Italia, en Alemania. Son los antisistemas de la derecha. Son los que en esos países gritan y se ríen, como gritando, en contingentes de libertad “Viva el vino. Quienes son los de Trafico para decirme a mi que beba o no beba?” Son esos antisistemas que hay en todos los países de nuestra Europa pero miembros de los partidos correspondientes a la ultraderecha y en las organizaciones políticas que no tienen posibilidades de gobernar. Y si las tuvieran todo el mundo se crispa. Todo el mundo se asusta. Son los marginados políticamente. Son los que están contra la democracia en sus raíces. Los ultranacionalistas exacerbados, los antisemitas, los antiromaníes, los defensores a machamartillo de las razas puras, los contrarios a los emigrantes y defensores de la moral de siempre y de lo que diga su Rouco Varela correspondiente. Pero en nuestra Europa están guardados como en una vitrina. Son el hazmerreír de los inteligentes y los tienen en una hornacina para recordarlos solamente.
Pero aquí los tenemos en el Partido Popular. Los tenemos aquí. Al lado nuestro y sin bozal. Sueltos. Y bien sueltos. Quieren gobernar este país y lo peor es que mucha, mucha mucha gente se los cree. Y conviven entre ellos y dirigen las estrategias del PP. ¡!!Terrible!!!!!!Terrible!!! Pero es así.
Tenemos a Aznar hasta en la sopa. Mayor Oreja le acompaña. González Pons hace la frase graciosa que daña. Aguirre la condesa se ríe despavorida. Arenas pone su maldita gracia chulesca en el pastel ...¡!!Uffff!!! Yo, como el gran Wyoming, me voy a dar unas mechas….
Pedro Villagrán 15.01.2011
Comparto esta apreciación. Es agradable leer un texto que hace una crítica con argumentos históricos y no cae en la tentación del insulto. Informa e invita a la reflexión. Enhorabuena
ResponderEliminarA lo mejor es hasta necesario que gobiernen a ver si el personal se espabila y por fin sale a la calle y, sin ningún sistema, se arma la de dios.
ResponderEliminarCiertamente es explicable que los grandes patrimonios, los grandes capitales, los grandes especuladores, los codiciosos, los que no cesan de enriquecerse más y más a costa de lo que sea y de los asalariados, voten al PP.
ResponderEliminarLo que ya no tiene ninguna lógica es que parte de esos asalariados lo voten.
Aunque no sea políticamente correcto, ¿tendrá razón el alcalde de Getafe?