14 noviembre 2009

EL ALCALDE DE MÁLAGA PATINA CON LO PÚBLICO

El espacio público es de todos. Eso es de perogrullo. Cuando vemos los Kioscos de prensa, que venden hasta pilas de mechero, crecer como las setas por nuestras calles, estamos viendo ocupar el espacio público que es de todos. Cuando vemos las terrazas de los bares y los merenderos en las aceras vemos que nos están quitando espacio público.
Cuando durante una completa semana de primavera las calles se "entregan",porque sí, a una manifestación religiosa llena de ruidos y algarabía, de humos y follón, de tambores, cornetas, legionarios, regulares, olores a cera quemada, etc nos están hurtando espacio público y lo ganan otros colectivos sin acompensación alguna.
Nadie que no viva en Málaga puede imaginar el estruendo de una banda de cornetas y tambores en la tranquila placidez de la ciudad por la noche. Es de pavor. Pero esas bandas, para que puedan salir en Semana Santa, tienen que ensayar, poner a punto su estruendo y calibrar su desafino. Y ese ensayo tienen que hacerlo todo el año y en desfile ¿? . Inconcebible pero totalmente cierto. Se colocan en formación militar y con el chimpampun, chimpampun van marchando en la marcialidad que se requiere.

Un ciudadano de Málaga, en el 2005, solicitó al Ayuntamiento que una banda de cornetas y tambores que le "deleitaba" debajo de su ventana militarmente con su ruido todas las noches, en virtud de la Ley de impacto acústico, le fuese prohibido tal menester en aquel sitio. El Ayuntamiento , haciendo caso omiso a dicha normativa, permitió, eso sí excepcionalmente, que dicha banda siguiera tocando¿? debajo de la ventana de ese ciudadano. Aducía el Sr. Alcalde motivos especiales relacionados con la Semana Santa y sus colaboradores "musicales".
El ciudadano acudió al Tribunal Contencioso Administrativo que ahora le hado la razón, declarando la resolución de la Alcaldía "no conforme a derecho, nula y sin efecto".
Aparte de la ocupación del espacio público, con ruido incluido, el Ayuntamiento y su Alcalde a la cabeza, juegan sectariamente y de forma totalmente partidista con respecto a lo que significa la laicidad en la función pública, faltándoles el respeto a los que consideran esas expresiones pseudo religiosas totalmente respetables pero lejanas a una sociedad laica y aconfesional que marca nuestro ordenamiento jurídico.

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