Ayer por la mañana murió en su Málaga Juan Campos Reina. Mi amigo Juan, después de estar bastante tiempo en el Hospital luchando por vivir, han declinado sus fuerzas y se ha dejado llevar.
Cordobés de acento y de prosa, amigo de sus amigos, socarrón, magnífico conversador, hombre comprometido con la izquierda, escritor elegante y ameno, tuve la suerte de compartir su amistad. La enorme suerte de contar con su amistad.
Ha sido, en el entender de los críticos mas exigentes, un escritor de lo mas selecto de nuestra actual prosa. La trilogía del Renacimiento es una auténtica presencia de nuestra vida social y política en los últimos tiempos tan convulsos de nuestro país. Se trata de una familia, la familia Maruján, de un pueblo andaluz, cuyos miembros se reparten , segun la suerte, distintos caminos en el inicio de la República, en el Golpe de Estado y en la represión franquista. Todos forman un mundo propio, en su recorrido por el siglo XX que les da configuración y relación.
Muchos críticos le han comparado con Galdós. Juan se reía. Había conseguido, entre muchos premios, el Premio de la Crítica de Andalucía. Y en su comparación con Galdos, decía:
"--Me separa, en esencia, el silencio. Galdós narraba con prolijidad y usaba con frecuencia el diálogo. Su técnica, la del realismo, la del naturalismo, es una fantasía en el mundo urbano actual. Ignoramos casi todo de nuestros vecinos y diálogos premiosos como los de los casinos del XIX, hoy se reservan, con otros venenos, para la televisión.
Una novela veraz está plagada de silencios, de lo que no se sabe y de lo que el propio narrador esconde. El diálogo y las voces más allá del tono de la narración sólo se justifican por su fuerza o por su contraste con la voz narrativa. Todo ello, junto a recursos cinematográficos como el flash back, nos distancia. Pero me une a Galdós la cuidadosa elección de los narradores en las novelas. No siempre el narrador más inteligente es el más eficaz".
El autor de la Cabeza de Orfeo, donde describe el acceso a la liberación del hombre por medio de la sensualidad, el autor de "El bastón del Diablo", "Un desierto de seda" y "La góndola negra" además de obras auténticamente exquisitas, se ha marchado.
Mi amigo Juan, activista de un laicismo militante, se ha ido. Mi recuerdo para su amistad, para su magnífica relación con mis cosas, para su amistad sincera, para su risa maravillosa, a borbotones y elegante a la vez. Se fué. Adiós Juan, amigo.
Pedro Villagrán 28.10.09
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