La
manifestación del día catorce, concluyendo la jornada de la Huelga General, fue una
auténtica demostración de lo que piensa la ciudadanía de la situación del País
y de la gestión del Gobierno del Partido Popular. Un auténtico río de multitud
llenó las calles de nuestra ciudad, al igual que en múltiples lugares de
España, para demostrar el rechazo a unas políticas antisociales y retrógradas
que no hacen más que hacer daño a los ciudadanos y no dan soluciones a los
problemas planteados. Porque una cosa está clara, y es que a pesar de las
muchas medidas de austeridad, a pesar de las muchas iniciativas de recortes
sociales y a pesar de tanto sufrimiento a tanta gente, la salida a la crisis no
se ve ni por asomo y el país se empobrece cada día más. La gente, en su entender, piensa, en sus
luces, que si se disminuye el Estado del Bienestar y, a la vez, se disminuye la
producción, no hay salida para corregir nuestra deuda. Y ello es de autentico
perogrullo.
En esa
manifestación estuve hablando con algunos amigos y antiguos compañeros. Todos
estábamos de acuerdo que los manifestantes estaban preocupados y en rebeldía
clara a la actual situación. Y ello es verdaderamente grave. Pero lo más grave,
lo más delicado y lo más doloroso era que esa multitud estaba totalmente huérfana. Los que estaban en la
calle tienen ideas, tienen sensación clara de las soluciones y muchos sabían
por donde va la salida a esta situación, pero tienen, y tenemos, una sensación
de vacío, de carencia de proyecto y de desamparo que es difícil de imaginar.
Hay una incapacidad clara de liderazgo. Estuvimos hablando, mientras andábamos,
y alguien con mucha experiencia política e institucional me comentó a mis
cuestiones con cierta malicia. Pedro: es necesario que se fueran todos…y
empezar de nuevo.
Porque yo me
pregunto, a veces, como hemos llegado en nuestra organización política, en el
PSOE, a una situación tal de desamparo. Porque es penoso, verdaderamente
lamentable, que esa multitud que protesta en la calle lo que pide realmente es un
vehículo político que ampare y aglutine sus inquietudes.
La debilidad
de nuestro Partido, tan institucionalizado desde hace tanto tiempo con tantas
voces nuestras en contra de ello, es evidente que presenta una incapacidad casi
total de lanzarse adelante con un proyecto ilusionante que aglutine a los que
quieren otra forma distinta de hacer Política. Y el asunto de la
responsabilidad no es mirar hacia arriba solamente, hacia las estructuras de la Comisión Ejecutiva
Federal con Rubalcaba a la cabeza. El tema está en nuestras agrupaciones
locales con sus direcciones correspondientes, incapaces de tomar la mínima
iniciativa política que anime al personal. La responsabilidad está en las
ejecutivas provinciales monocolores, institucionalizadas y fuertemente
uniformadas que no tienen la mínima capacidad ilusionante cara a la ciudadanía
ni a la militancia. El gran dilema y el gran asunto está en la ejecutiva
regional correspondiente que se siente representante dirigente de un “Partido
autonómico socialista” que apoya al PSOE Federal y hace política por su cuenta.
Todo eso, local, provincial y regional, influye, evidentemente, en la debilidad
del conjunto de la
Organización y, por ende, de la Dirección Federal.
Cuando regresé
a casa con bastante sed, pues no pude ni quise tomar un vaso de algo en algún
bar abierto, me quedé en mi sofá
pensando de lo insoluble del problema, de lo difícil de darle una solución a
tan conflictivo asunto. Tenía en mi mente los gritos de la manifestación
multitudinaria contra tal, contra cual y contra no se qué. Pero en mis adentros
tenía la desazón y la inquietud de la
incapacidad de mi organización de liderar ese descontento para darle una
solución alternativa de progreso que nos hiciera grupo y colectivo mas numeroso
para mejorar la situación que padecemos. Y en mi reflexión silenciosa me vino
la frase de aquel compañero. Es necesario que desaparezcan muchos de la esfera
política y, después, empezar de nuevo.
Pedro Villagran
18.11.12
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