18 noviembre 2012

MIS REFLEXIONES DESPUES DE LA MULTITUD EN LA CALLE




       La manifestación del día catorce, concluyendo la jornada de la Huelga General, fue una auténtica demostración de lo que piensa la ciudadanía de la situación del País y de la gestión del Gobierno del Partido Popular. Un auténtico río de multitud llenó las calles de nuestra ciudad, al igual que en múltiples lugares de España, para demostrar el rechazo a unas políticas antisociales y retrógradas que no hacen más que hacer daño a los ciudadanos y no dan soluciones a los problemas planteados. Porque una cosa está clara, y es que a pesar de las muchas medidas de austeridad, a pesar de las muchas iniciativas de recortes sociales y a pesar de tanto sufrimiento a tanta gente, la salida a la crisis no se ve ni por asomo y el país se empobrece cada día más.  La gente, en su entender, piensa, en sus luces, que si se disminuye el Estado del Bienestar y, a la vez, se disminuye la producción, no hay salida para corregir nuestra deuda. Y ello es de autentico perogrullo.  
       En esa manifestación estuve hablando con algunos amigos y antiguos compañeros. Todos estábamos de acuerdo que los manifestantes estaban preocupados y en rebeldía clara a la actual situación. Y ello es verdaderamente grave. Pero lo más grave, lo más delicado y lo más doloroso era que esa multitud estaba  totalmente huérfana. Los que estaban en la calle tienen ideas, tienen sensación clara de las soluciones y muchos sabían por donde va la salida a esta situación, pero tienen, y tenemos, una sensación de vacío, de carencia de proyecto y de desamparo que es difícil de imaginar. Hay una incapacidad clara de liderazgo. Estuvimos hablando, mientras andábamos, y alguien con mucha experiencia política e institucional me comentó a mis cuestiones con cierta malicia. Pedro: es necesario que se fueran todos…y empezar de nuevo.
       Porque yo me pregunto, a veces, como hemos llegado en nuestra organización política, en el PSOE, a una situación tal de desamparo. Porque es penoso, verdaderamente lamentable, que esa multitud que protesta  en la calle lo que pide realmente es un vehículo político que ampare y aglutine sus inquietudes.
       La debilidad de nuestro Partido, tan institucionalizado desde hace tanto tiempo con tantas voces nuestras en contra de ello, es evidente que presenta una incapacidad casi total de lanzarse adelante con un proyecto ilusionante que aglutine a los que quieren otra forma distinta de hacer Política. Y el asunto de la responsabilidad no es mirar hacia arriba solamente, hacia las estructuras de la Comisión Ejecutiva Federal con Rubalcaba a la cabeza. El tema está en nuestras agrupaciones locales con sus direcciones correspondientes, incapaces de tomar la mínima iniciativa política que anime al personal. La responsabilidad está en las ejecutivas provinciales monocolores, institucionalizadas y fuertemente uniformadas que no tienen la mínima capacidad ilusionante cara a la ciudadanía ni a la militancia. El gran dilema y el gran asunto está en la ejecutiva regional correspondiente que se siente representante dirigente de un “Partido autonómico socialista” que apoya al PSOE Federal y hace política por su cuenta. Todo eso, local, provincial y regional, influye, evidentemente, en la debilidad del conjunto de la Organización y, por ende, de la Dirección Federal.
       Cuando regresé a casa con bastante sed, pues no pude ni quise tomar un vaso de algo en algún bar  abierto, me quedé en mi sofá pensando de lo insoluble del problema, de lo difícil de darle una solución a tan conflictivo asunto. Tenía en mi mente los gritos de la manifestación multitudinaria contra tal, contra cual y contra no se qué. Pero en mis adentros tenía la desazón  y la inquietud de la incapacidad de mi organización de liderar ese descontento para darle una solución alternativa de progreso que nos hiciera grupo y colectivo mas numeroso para mejorar la situación que padecemos. Y en mi reflexión silenciosa me vino la frase de aquel compañero. Es necesario que desaparezcan muchos de la esfera política y, después, empezar de nuevo.


Pedro Villagran
18.11.12

         

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