06 septiembre 2012

POR LO VISTO AQUÍ NO HAY NADIE DE DERECHAS


       El otro día unos compañeros de profesión tomábamos unas cervezas y hablábamos de política en general. De pronto a uno  se le ocurrió decirle a otro que era de derechas. Quiero hacer saber que al que se le dirigía esa manifestación no era simplemente de derechas sino del espectro mas extremo del conservadurismo. Denominar a esa persona de derecha era simplemente una auténtica equivocación en el espectro ideológico, ya que sus planteamientos filosóficos, sociales y políticos se encuentran, desde siempre, y además con ostentación, en el extremo de la ultraderecha.
       Y a esa afirmación que se le hizo, el afectado saltó como de su asiento con vehemencia afirmando con gran energía que él era de centro. Eso que se le había dicho era un insulto. Como se puso de tal manera, todos nos preocupamos de la finalización de las cervezas y se le pidieron excusas por tan nociva manifestación hacia él. Aquello terminó bien y cuando terminamos me quedé pensativo en la vergüenza que tal tipo sintió porque le llamaran de derechas si él se pasaba tres pueblos en su ideología reaccionaria.
       Los términos derecha e izquierda vienen de la Asamblea Nacional francesa proveniente de la Revolución burguesa francesa, donde los más conservadores se sentaban en los bancos de la derecha y los más defensores del cambio radical que surgió de la Revolución, en los de la izquierda.
       El Gobierno que soportamos actualmente en España, al decir de unos, es un gobierno de Centro o un gobierno liberal en el decir de otros. La política que enarbolan y hacen realidad es puramente conservadora, cercana a la Iglesia en lo moral, al autoritarismo mas reaccionario en las relaciones cívicas y en las mismas entrañas de las políticas retrógradas en lo social defendiendo, sin pudor, a las clases mas pudientes de nuestra sociedad. Una gran parte de su electorado comulga con sus tesis ideológicas pero se oponen radicalmente a que se les llame de derechas.
       Es extraña esa realidad. Parece que tuvieran vergüenza de pertenecer a ese grupo de ciudadanos que votan conservador y en las tertulias niegan no su voto pero si su afiliación. Perece que tienen vergüenza de la historia de la gestión que la derecha ha realizado en nuestro país. Parece que consideran al progreso en política como una cuestión de avance social pero tienen pudor en plasmarlo en su apoyo electoral. Parece que consideran que eso de “la izquierda” es sinónimo de progreso, de “modelnidad” y de avance y por ello lo asumen como bueno pero no lo reflejan ni en su vida social, ni en su vida laboral, ni en su modelo de familia, ni en su modelo de sociedad, ni en la defensa de las libertades y los derechos de todos los ciudadanos.
       Da la impresión que aquí nadie es de derechas. Todo el mundo es de centro, ese concepto voluble, mudable e inconsecuente que forjó Adolfo Suárez para diferenciarse clara y políticamente de Fraga, Areilza y otros de esa mismo pelaje que configuraban la ultraderecha de este país allá por la segunda parte de los setenta.
       A mí siempre me ha sorprendido esa discusión en nuestro país de la gente de derecha y la gente de izquierda. Y me sorprende que “la cosa” se complica cada vez más.
       Yo recuerdo aquella mesa de la Transición. Aquella mesa donde en un lado de la misma se encontraban los que habían ganado la guerra y sus herederos naturales. Los oficiales beneficiados de una cruel, injusta y golpista guerra se sentaron en un lado. Y al otro lado se sentaron los perdedores de la confrontación civil.  Los socialistas, los comunistas, los Republicanos. Y esa era la fotografía exacta de lo que era la derecha y lo era la izquierda en aquella época.  
       No obstante reconozco que las cosas, con el tiempo cambian. Y mucho. Y de aquel entonces la ideología se ha marchitado bastante, en la ilusión de muchos se ha hecho bastante mella y todo se ha removido una barbaridad. Y se ha creado, desgraciadamente, una gran masa de ciudadanos que hablan y hablan como derechones irredentos pero que se ofenden cuando se les llama de derechas demandando una denominación de  centrista y un liberalismo inocuo al que nadie le da una ubicación política determinada.


Pedro Villagrán
06.09.12  

No hay comentarios:

Publicar un comentario