Son las 10 y media.Todavía no ha salido la nueva ejecutiva del
Partido en Andalucía. En Almería todavía no se ha hecho pública la que va a ser
la Dirección
del Partido en los próximos cuatro años. Pero esa ausencia de concretización ya
hace que no me guste demasiado lo que se está cociendo.
Siempre rechacé
los personalismos. Siempre objeté los individualismos. Y más en mi Partido. Siempre
repudié los presidencialismos en mi Organización política. Y lo que está pasando en Almería es, ni más
ni menos, que un culto a la personalidad y un traje a medida del Presidente de la Junta que ha sido investido
Secretario General. No un traje progresista ni de izquierdas a la situación
política actual sino un traje para la Institución a secas. Y eso no me gusta. No me
gusta así de claro y así de contundente.
El decir,
claramente y sin tapujos (con lo rico y copioso que es el castellano) que a “su
mesa no se sienta quien no le apoya” es de una torpeza inconcebible, de un
desconocimiento garrafal de nuestra cultura y de un descalabro supino de
nuestro modelo organizativo. La pluralidad y la discrepancia orgánica es la
riqueza de nuestra Organización. Eso de la lealtad sin fisuras configura es, sin más, lo que llamamos
en política y conocíamos desde hace mucho tiempo, y acepotábamos, como “el núcleo duro" o "la mesa camilla”. Pero las Direcciones Políticas no
pueden, ni deben, solo ser un bloque marmóreo de apoyo total y sin fisuras al Secretario General, porque
ello no lleva a otro sitio distinto que al simplismo y a la hipocondría.
Un Partido, y
mas un Partido de izquierdas como el PSOE, está obligado a la discusión y al
debate permanente ya que ello no es, ni por asomo, un signo de desunión ni de
debilidad sino de fortaleza. Una Dirección de apoyo total y sin fisuras no
contribuye a desarrollar una gestión mejor que una Dirección plural y de
debate. Muy al contrario. Solo los que tienen dudas de si mismos, solo los que
desconfían hasta de su sombra, solo los que ven fantasmas por todos lados, tienden
a esas Direcciones monocolores y herméticas donde todo el mundo piensa de la
misma forma. Solo los que no tienen cultura de Partido, solo los que han
comenzado en estos menesteres hace tres días y medio y por arriba, solo los que
ponen la amistad y la adhesión por delante son capaces de hacer planteamientos
similares.
Ahora comprendo mejor que los cercanos al
nuevo Secretario General, en los ambientes del Partido, lo llamen Presidente.
Siempre me ha sorprendido mucho que no se refieran a él como Secretario
General. Y ello es porque consideran que aquello es más importante que esto. No
comprenden, porque no lo han meditado siquiera, que aquello es consecuencia de
un apoyo de Diego Balderas y algunos más de los mismos con determinados intereses
diferenciados, mientras que esto, la Secretaría General,
es el fruto del apoyo de los Socialistas, entre ellos yo, después de un voto
debatido y responsable. Y después de ver y comprender ésto, eso de que le guste que le llamen Presidente
en vez de Secretario General tiene su miga. Si que la tiene.
Cuando mi
nieta Daniela juega con un puzzle que yo le regalé y ve piezas de formas
imposibles y desbaratadas me pregunta como esa pieza puede existir y acoplarse
en otra. No lo entiende. No lo comprende en sus cortas luces de tres años. Y yo
le digo que sí. Que coincidirá seguro. Paciencia, paciencia que ya coincidirá. En
política todo coincide en el tiempo. Nada es fortuito ni baladí. Y esas frases
mal dichas y desastrosamente enfocadas en nuestro Congreso Regional que abocan a
una Comisión Ejecutiva Regional monocolor y uniformada, con todos detrás y sin fisuras de “la Luz”, no pueden llevar nunca a
la regeneración y a la apertura que precisa nuestra Organización en el futuro
inmediato.
Esperemos,
aunque sin muchas esperanzas, que el próximo fin de semana las Direcciones
provinciales sean de distinta configuración para trabajar en la diversidad y en
la pluralidad que es lo que refuerza la unidad y la firmeza, base fundamental
de un Partido abierto al futuro y abierto al pluralismo que existe en la calle.
Pedro Villagrán
08.07.12
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