18 julio 2012

18 de Julio. SE DECÍA LLAMAR MENEO


    Casualidades extrañas de la vida hicieron que su padre le puso ese nombre tan europeísta. Nunca supe el porqué. Y ese día de su santo, el 18 de Julio del 1936,  celebró su onomástica con su familia. Con su mujer,  con sus hijos Federico, Diego y Paco, con su cuñada María. Su mujer, Petra, estaba embarazada de tres meses de Félix. Era un día normal en su casa. Él trabajaba como secretario del Ayuntamiento de Paterna de la Rivera, en la provincia de Cádiz, en pleno Parque Natural de los Alcornocales a 20 Kilómetros de Medina Sidonia. Petra era maestra Nacional (como se decía entonces) y tenía su plaza en Jerez, a 30 Kilómetros de Paterna y, con sus hijos se había desplazado a este pueblo a pasar los tres meses de vacaciones del colegio a una casa que tenían  alquilada en el centro de Paterna. Eran los tres únicos meses que estaban juntos todos los años, con una cierta duración en el tiempo.
       Allí, en  Paterna, en ese día de su onomástica, les cogió el Movimiento, como entonces se decía. Como un regalo macabro, unos  traidores militares se sublevaron contra la República. No solo ellos. La iglesia,  los falangistas, los requetés, los partidos de la derecha, los terratenientes, los fascistas y la derecha social y política los apoyaron. Más que apoyarlos los forzaron en un acto de traición repugnante.
       Porque en Paterna no había cuartel del Ejercito, ni en Medina, ni en Casas Viejas. El más cercano estaba en Jerez. Y además la Guardia Civil se mantuvo, en aquellos momentos leales al Régimen instaurado democráticamente. Luego los que tomaron las riendas en aquella situación fue el Somatén, los falangistas, los terratenientes, la Derecha, en síntesis.
       Aquella familia republicana  asustada, mantenía la situación difícil de  aquel día bajo la seguridad del cuartelillo de la Guardia Civil que apoyaba al Poder constituido tanto Nacional como local. Poco duró aquella situación. Pero el día 20 por la noche un camión  llegó a su puerta con unos señorítos de Paterna y de Jerez con camisas azules y después de identificarlo lo amarraron con unos cordeles, lo subieron al vehículo y se lo llevaron. Después entraron en la casa y se llevaron lo que quisieron. Buscaban papeles, octavillas, libros (admiradores siempre de los libros) y de camino que se llevaban lo que ellos consideraban subversivo, agarraban lo que consideraban de valor tangible y concreto. (Señorítos, si,  pero ladrones como vulgares saqueadores y rateros).
       Federico apareció a los cinco días en la cárcel de Medina Sidonia. Su familia pensaba que estaba ya en una cuneta en la carretera o en la tapia de un cementerio. No se llevó la documentación. Solo un reloj que se colocaba en el bolsillo superior de su chaqueta agarrado por una cadena, que por cierto desapareció. Petra, su mujer, lo estuvo buscando por todos lados y al final lo encontró a los cinco días en la cárcel de Medina. Estaba allí detenido, le dijeron, acusado de rebelión militar. Mi madre, en aquel momento no lo podría creer. Rebelión militar…mi marido. Así pues que hay un golpe militar y quien no lo apoya se convierte en acusado de rebelión militar. ( Así son estas gentuzas).
       De aquella cárcel de Medina lo trasladaron al Castillo de Santa Catalina, al lado de la Caleta, en Cádiz. Allí sufrió un Consejo de Guerra, una condena de muerte y una conmutación hasta su salida en el 1945.
       Tuve la suerte de ser su hijo. Y conocerle. Era un buen tipo. Un tipo honrado y respetable. Y hoy, 18 de Julio, era su onomástica. Con un sentido del humor espléndido decía que él no se llamaba Federico sino “Meneo”, en alusión a los cambios de nombres que los fascistas y los de la derecha ponían, y ponen, a todo (a los recortes le llaman regulación). A una criminal sublevación le llamaron Alzamiento.
       Y hoy, como todos los años, en mi blog, hago mención de homenaje a él. No hay manera mejor de homenajearlo que recordar aquellos días tan terribles para mi familia. Y no hay manera mejor para felicitarlo en su onomástica que relatar una escena de las miles y miles que sufrió este país por culpa de esos canallas.
       Hoy es diez y ocho de Julio. Era día de fiesta y de paga extraordinaria. La gente se iba a la playa a ponerse colorada bajo el sol ardiente. Hoy ya  ni tan siquiera los periódicos lo ponen en sus páginas en un simple recuerdo. Pero los que perdimos la guerra no lo olvidamos. Sin el mas mínimo rencor pero no lo olvidamos.
       Este es mi homenaje a mi Padre. A Federico Villagrán. A “Meneo”, como él se nominaba, haciendo siempre burla de la camada negra, de la soez parafernalia fascista, del terror de las macabras pistolas y  del Poder Negro instaurado por la   intransigencia, la intolerancia y  los dogmatismos. Por esas muchas cosas le evoco. Por eso le recuerdo tanto y le respeto, a pasar de tanto tiempo de estar sin él.

Pedro Villagrán
18.07.12    

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