
En Montauban, en su duro y lejano exilio francés, tal día como hoy, tres de Noviembre de 1940, murió Manuel Azaña en el odio y en la desgracia del rencor de los vencedores y en la incomprensión de muchos de los vencidos de nuestra contienda civil. Destacado intelectual se doctoró en Derecho con una tesis sobre “la responsabilidad de las multitudes” y amplió sus estudios en París. Secretario del Ateneo de Madrid fue allí donde desarrolló sus cualidades intelectuales y políticas ingresando en 1913 en el Partido Reformista de Melquíades Álvarez, participando en 1918, con Ortega y Gasset, en la fundación de la Liga de Educación Política y en 1918 fundó Unión Democrática para presentarse como diputado en la Restauración del 1918, al igual que dirigía en aquel tiempo, la revista España.
Bajo la Dictadura de Primo de Rivera abandonó el Partido Reformista, fundando la Unión Republicana, al igual que ejercía como escritor en la obra de “El jardín de los frailes”, participando, desde la Presidencia del Ateneo, en el Pacto de San Sebastián para derrocar a la Monarquía.
En el 1931 se integró en el Gobierno Provisional de la República como Ministro de la Guerra, asumiendo posteriormente la Presidencia del Consejo de Ministros. Allí impulsó la Reforma Agraria, el Estado laico, la separación de la Iglesia del Estado, la Reforma de las Fuerzas Armadas, inició los trámites de la Ley del Divorcio, el matrimonio civil y concedió el Estatuto de Cataluña. Auténtica bestia negra de las fuerzas conservadoras, perdió las elecciones, frente a ellas, en 1933.
Volvió en 1936 a la Jefatura del Gobierno tomando de nuevo el criterio reformista de su anterior gobierno, siendo nombrado el 30 de Abril Presidente de la República, no pudiendo realizar su acción política de los cambios profundos en nuestro país por el Golpe de Estado militar fascista del 18 de Julio de 1936. Se enfrentó a Negrin defendiendo un fin negociado de la contienda que fue rechazado por éste último por los militares golpistas.
Exiliado en Francia y enfermo de una grave afección cardiocirculatoria se refugió en la zona cercana a la frontera española que no estaba controlada por la Gestapo e intervenida por Petain. Fue invitado a viajar, por parte de algunos republicanos amigos, para huir a Méjico pero por parte del Gobierno facineroso de Petain se le negó el visado. Igualmente, un grupo de falangistas fueron enviados por el Gobierno de Franco a Francia en la finalidad de impedir cualquier buena acción para con él por parte de las autoridades galas. Allí hicieron correr ríos de tintas asquerosas con el insulto, la humillación y el ultraje, acusándolo injustamente, como a tantos perdedores republicanos, de pervertido sexual, de masón y de marxista.
Allí, en Montauban, moría uno de los patriotas y uno de los políticos españoles mas importantes de la primera parte del siglo XX. Allí en el Hotel de Midi moría Azaña en 1940. Quiso ser envuelto en la bandera tricolor y Petain, siguiendo instrucciones de Madrid, impidió realizarle honores de Presidente de la República permitiendo solo que fuese envuelto en la bandera roja y gualda a lo que la familia se negó siendo circundado finalmente por la bandera mejicana a instancias del Cónsul de Méjico que había intentado su extradición. En la frases finales de sus exequias el Cónsul de Méjico decía que era un alto honor que Don Manuel reposara para siempre con la bandera mejicana.
En este día lluvioso de Noviembre, mi recuerdo emocionado a Manuel Azaña en el aniversario de su muerte. Como diría Lorca “pasará mucho tiempo en nacer, si es que nace…”. Patriota, hombre de bien, intelectual y amante de leyes progresistas e igualitarias. Y sobre todo, amante de la libertad.
La libertad no hace felices a los hombres, los hace sencillamente hombres.
Si los españoles habláramos sólo y exclusivamente de lo que sabemos, se produciría un gran silencio que nos permitiría pensar.
El "problema de España" consiste en organizar democráticamente su Estado, única medicina para acabar con el "apartamiento de la vida cultural de Europa" (...). [Y que] para lograrlo, es requisito indispensable liberarlo de los poderes sociales que lo mediatizan (...) por medio de la acción política de ciudadanos conscientes de sus deberes.
Mi homenaje mas sincero.
Pedro Villagrán 03.11.2011
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