
Las encuestas electorales para los comicios del 20-N no nos son favorables. Pero a esa situación siempre le añadimos una coletilla de que el partido hay que jugarlo todavía, que podemos remontarlo aún y que todavía podemos darle una vuelta a dichas encuestas. Y ello es cierto. Por lo menos yo así lo comparto.
A la vez, en esos sondeos, vienen unos datos de una gran cantidad de posibles votantes que todavía no tienen decidido su elección y de una gran cantidad de otros que piensan abstenerse.
Yo pienso que lo que sucede es que el complejo entramado de mala imagen que la derecha ha creado alrededor del Presidente del Gobierno, de todo el Gobierno Socialista y del Partido en general ha hincado bien el diente en una parte del electorado. Pero ha hecho mella vociferante y gritona a un electorado que nunca nos votó. Esos hablan mal de Zapatero, del Gobierno, de las medidas que se han tomado, de los vaivenes que se han realizado, de los mensajes muchas veces contradictorios, etc. Y ese grito ha calado en toda la sociedad y por ello nos sentimos abrumados.
Pienso que la abstención es nuestro mayor enemigo. Ella es la que va a ser la verdadera vencedora de los comicios. Y frente a la gran movilización de la derechona, que es verdaderamente obvia, se encuentra por un lado nuestro suelo, electoralmente hablando. Nuestros votantes de siempre, los que nunca nos fallaron. Esos que, pase lo que pase, siempre nos darán nuestro apoyo. Nos criticarán, nos bronquearán y nos reprocharan muchas cosas, pero al final nos apoyarán. Esos siempre nos van a votar.
Pero de este último grupo hay, en estos momentos, algunos que han perdido la confianza y el día 20-N se plantearán seriamente ir o no a la urna. Pero esos nunca nos fallarán. Pero pueden decantarse en simplemente desencantados que nunca votaran posturas conservadoras pero que no harán campaña boca a boca tan importante en estos tiempos. E incluso cabe la posibilidad de quedarse ese día en sus casas.
Ese gran depósito de abstención que se presenta es de ciudadanos que han perdido la ilusión en nosotros y como no pueden votar a la derecha, se abstienen. Eso es así de claro. Pero no son, ni nunca lo serán, de derechas. Y a ellos es a quien deberíamos dirigirnos.
Es un craso error buscar la solución de la abstención en un discurso de centro izquierda o incluso con matices conservadores, como lo hemos hecho últimamente. Lo que puede atraer ese grupo de votantes que hoy piensan que no van a votar en las próximas elecciones es un discurso nítido y claro de cambio con políticas comprometidas de izquierdas. Lo que puede seducir a esos votantes es una defensa clara y diáfana del Estado de Bienestar. Lo que puede captar a ese electorado es un discurso de izquierdas sin milongas ni confusiones.
Rubalcaba está en ese discurso. Y ello es magnífico. Pero tengo la impresión que las Agrupaciones Regionales y Provinciales no van por ese camino y aún tenemos tiempo de enmendarlo. Porque todavía tenemos tiempo de presentar un discurso fresco, enriquecedor y comprometido con políticas de izquierdas que ilusione por un lado a nuestro propio electorado y por otro a los que casi llenan la bolsa de futuros abstencionistas.
El otro día estuve en la Conferencia política del Partido en Málaga. Sin ser crítico a ultranza, la vi demasiado orgánica. Demasiado mirando desde dentro los problemas. Sin presencia de organizaciones que representen a la sociedad a donde vamos a enviar nuestro mensaje. Y ello me parece fundamental. Las organizaciones sectoriales del Partido, los sindicatos, las organizaciones progresistas de Málaga podían haber dado un tinte más real y mas cercano a las discusiones propias de la Conferencia. Vamos eso creo yo. Y mira que yo siempre hablo de lo orgánico e ideológico por encima de lo puramente cívico. Pero en este caso era, creo yo, fundamental compartir y hacer cómplices comprometidos en un proyecto que se forma de nuevo.
En los momentos en los que estamos es importantísimo contar con nuestros aliados de siempre. Los que nos hicieron antaño ganar tantas elecciones y ahora, por no haber desarrollado una política de información adecuada, los encontramos o lejos de nosotros o en la bolsa fatídica de la abstención.
Pedro Villagrán 19.10.2011
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