He vivido cuatro años y medio en Suiza. Allí realicé mi especialidad médica de Ortopedia. Allí, al borde del Lago Leman, en el Hôpital Orthopedique de la Suisse Romande, integrado en el Hópital Cantonal Universitaire de Vaud, dejé muchos amigos y muchos compañeros a los que recuerdo multitud de veces.
Suiza es un país especial. Un país de grandes montañas y grandes valles con una orografía de una estética maravillosa. Es de postal. Bellísima y de enormes contrastes. Contrastes geográficos, políticos y sociales. Lugar de refugio de muchos extranjeros que huyen de sus países por causas políticas y allí encuentran un hogar. Suiza es un país que podríamos decir que es un país casi perfecto. Pero ese criterio no es nada alentador.
Suiza es un país cerrado, enormemente conservador, limpísimo en sus calles pero enormemente de estructura capitalista. No recuerdo el nombre del autor pero leí hace mucho tiempo un libro que escribía un escritor suizo que se llamaba "Una Suiza fuera de toda duda". En él se hablaba de que todos los movimientos reaccionarios, todos los movimientos retrógrados y en todos los golpes de Estado que ha habido en la segunda mitad del Siglo XX, en todos, ha estado el capital suizo. El golpe de Estado contra Allende, los movimientos reaccionarios de la Africa subsahariana, los movimientos militares de Centroamérica, el asunto de la leche en polvo para la alimentación infantil en Africa, etc, etc, etc. fueron llevados a cabo por capital suizo.
El gran poder de la Banca Suiza, su no participación en los movimientos sociopolíticos del mundo occidental, su moneda fuerte y fuera de la moneda europea, etc hace un pensamiento suizo muy especial.
En Suiza se presume de democracia. No existe el Partido Comunista y hay un Partido parecido y altamente minoritario llamado Partit du travail. Ese orgullo democrático hace que todas las cuestiones inimaginables se decidan en Referendum. Uno para ver si se aumentan los contratos de extranjeros, otro para ver si el cauce de un río se puede cambiar, si se hace un pantano o si se cambia la hora en verano (se votó que no).
El domingo pasado se votó en Referendum si se permiten los minaretes en las mezquitas. Su resultado ha sorprendido al mundo pero no a quien conoce un poco la mentalidad suiza. La intransigencia, el chovinismo, la xenofobia, la defensa de lo propio y la repulsa al diferente hacen cuerpo en ese país tan bonito esteticamente pero tan triste en lo político y lo social.
Cuando viví en Suiza tuve muchos amigos. Cuando la situación es tan adversa los que piensan de manera diferente se hacen mas compactos en sus estructuras. Allí me afilié al Partido Socialista en la Región del Jura. La izquierda es minoritaria en Suiza pero ello hace a los progresistas y socialistas suizos mas fuertes, mas firmes y mas competentes en defensa de sus ideas a pesar del ambiente conservador donde conviven.
Pedro Villagran 01.12.09
Hola pedro 2011 y veo ahora tu comentario estoy realizando la especialidad de ortopedia en españa como realizarla en suiza? Lo ves conveniente desde un punto de vista social.
ResponderEliminarGracias