El 11 de Septiembre del 73 un golpe de Estado sangriento llevado por los militares del Ejercito Chileno al mando del General Augusto Pinochet dieron fin a un Gobierno democrático de izquierdas liderado por Salvador Allende que había emprendido cambios sociales en aquel país de profundidad democrática importante y de alto contenido económico para beneficio de las clases populares. Después de ese golpe Chile quedó bajo un régimen dictatorial terrible, con una prohibición absoluta de los partidos políticos, un régimen de ausencia absoluta de libertades y colocado por un sistema de terror institucional terrible con miles y miles de muertos y desaparecidos.
No debemos olvidar que Pinochet fue de los pocos jefes de Estado que acudió diligente con sus gafas obscuras y su gorra de plato de General al entierro de Franco allá por Noviembre del 1975.
Mucho ha pasado desde entonces. Chile goza actualmente de una sólida democracia y las heridas de aquel golpe parecen, en parte cerradas o semi cerradas. Y todo parece estar en el cerro de los olvidos. Pero no. Ayer la fiscalía de la corte Suprema de Chile ha abierto una investigación para tratar de descifrar y buscar responsabilidades de 721 casos de ataque a los derechos humanos en el momento del golpe militar chileno y en los días posteriores. Y entre esos casos está la investigación de la muerte del Presidente Allende en manos de los militares en el Palacio de la Moneda de Santiago.
Podrá pensarse que es tarde. Podría pensarse que se quiere conseguir con ello una revancha política. Pero es necesario saber que dichos delitos de lesa humanidad no prescriben. Que esos delitos no deben, ni debieran nunca olvidarse. Que dichas fechorías no deben quedar en el baúl de los recuerdos. Que es fundamental sacar dichos asuntos a la luz para hacer saber lo que se puede hacer, lo que no se puede hacer y lo grave que es dejar al olvido y a la indiferencia en estos asuntos.
Un magnífico amigo mío y compañero de Partido el otro día debatía conmigo, con muy buenas maneras, la inutilidad de realizar en nuestro país un planteamiento y un estudio parecido al de Chile. Decía mi amigo que la historia ya ha juzgado al franquismo. Que la sociedad española ya había sentenciado y sancionado el Golpe militar del 36 y lo había colocado en su sitio. Pudiera ser que mi amigo tuviese razón. Pudiese ser que para el bienestar y tranquilidad de nuestro país seria posible la conveniencia de no hurgar demasiado en los adentros de la historia pasada. Pero una cosa no debemos obviar. No debemos olvidar ni soslayar que el primer partido de la oposición todavía no ha condenado taxativa , estricta y concretamente el Golpe militar de Franco contra la República y el posterior Régimen de terror, pesadilla y de locura que le siguió al mismo. Pudiera yo pensar que sería bueno, como dice mi amigo que se haga borrón y cuenta nueva ya que la sociedad civil ya ha juzgado moralmente aquellos actos tan deplorables. Pero lo grave es que el Partido Popular, candidato a gobernar este país, alternativa política al actual Gobierno, todavía no haya, ni por asomo, criticado ni mínimamente censurado ni el Golpe del 18 de Julio ni el Régimen repugnante que le siguió.
Se, a ciencia cierta, que muchos de los que leen este blog consideraran que eso de lo que estoy hablando no tiene una gran importancia. Mi respeto más absoluto y mi agradecimiento mas completo a su cierta opinión. Pero solo quisiera reflejar que con lo fácil que hoy es para muchos hacer una aseveración gratuita, de la que inmediatamente se retractan sin el mas mínimo sonrojo en cualquier aspecto de la vida y en cualquier índole tendrá una determinada importancia, acaso, que el Partido Popular no critique, ni repudie en lo mas mínimo actos tan delictivos en el Derecho internacional como fue el Golpe de Estado del 36.
Bienvenido el acto de la Corte de Justicia de Chile. Bienvenido para los que defendemos la democracia, el Estado de Derecho y las formas que se acogen al Derecho Internacional.
Pedro Villagran 27.01.2011
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