04 marzo 2010

EL CEMENTERIO DE SAN RAFAEL DE MÁLAGA







Autenticamente indescriptible. De ponerse los vellos de punta. Dificil de comprender tanta desolación y tanta desgracia.
A Paco Espinosa le conocí allá por los años 70-80 en el Hospital Carlos Haya (nombre de un capitán aviador que haría en nuestra guerra alguna tropelía para ponerle el nombre de mi hospital). Paco y yo estábamos tabajando juntos en tareas sindicales (juntos pero no revueltos). Desde entonces guardábamos una buena relación. Se jubiló, el corazón le dió un achuchon y con tranquilidad y paciencia, comenzó a trabajar en las fosas del Cementerio de San Rafael.
Allá en el Hospital entre movilizaciónes y asambleas, me contaba ya que era hijo de represaliados y familiar cercano de fusilados desaparecidos en la guerra y represión franquista. Cuando se jubiló, con tiempo por delante, se fué con un grupo de compañeros a arañar en la tierra del Cementerio de San Rafael para intentar sacar a los fusilados por el franquismo para darle honrada sepultura y realizarle, si se podía, una identificación. Se solicitaron permisos y se tuvo la suerte de que las coincidencias coincidiesen y se comenzaron las excavaciones. La Junta, el Gobierno Central, la Universidad de Málaga y el Ayuntamiento de Málaga (Sorprendentemente) colaboraron. Aquí no hubo problemas con los jueces y nadie sabe porqué aquí no y en Cordoba o Madrid si ¿?. Se esperaba levantar 500 o 600 cadávers que es lo que decían los papeles que se tenían y a los que el pueblo de Málaga ya llamaba una masacre.
Se han localizado y exhumados mas de 4.000 cadáveres. Inconcebible. Inaudito. Repugna a cualquier mente razonable. Ha encontrado mujeres embarazadas, niños pequeños, curas con sotanas y alzacuellos, guardias civiles, campesinos, obreros. Amarrados muchos con alambres como se ve en la fotografía, con alpargaqtas y con botas relucientes. De todas las clases sociales. Un exterminio en toda regla de los que se quedaron en la dignidad de la oposición a aquel repugnante golpe de Estado y a su desoladora represión.
"Españooolesss....Franco ha muerto". Como si lo estuviese viendo. Con aquellas lágrimas y aquella cara como diciendo "Se acabó lo que se daba".
Arias Navarro era malagueño y se le conocía en Málaga como "Carnicerito de Málaga". Fué el responsable del orden¿? tras la toma de Málaga. Parecía que ese título de Carnicerito de Málaga era un insulto sin más de los perdedores al que hizo exageración de sus simples misiones represoras. Pero no. Era justo el nombre. Totalmente justo. Cuando se ven las fosas del Cementerio de San Rafael se ve que el mote era incluso liviano, suave y delicado.
Ayer presentaron un informe de terminación de los trabajos de exhumaciones del Cementerio de San Rafael. Paco Espinosa me llamó especialmente para invitarme fraternalmente, aparte de su invitación protocolaria. Me emocioné. Recordé en el momento que hablaba con él tantos paseos por el cementerio y tantas cosas. He colaborado con ellos en lo que he podido y en lo que me han pedido y he intentado hacerlo en la oscuridad y el silencio, como corresponde a lo que estábamos tratando. No pude ir al Acto dre la presentación del Informe. Tenía en el Senasdo Comisión de Sanidad y tuve que estar en Madrid con presencia física pues eran mociones mías. No pude estar en el Museo Picasso. Pero en la emoción me acordé a esa hora. En mi despacho del Senado se me saltaron unas lágrimas. Era mi pequeño homenaje como socialista, como perdedor de la guerra y como damnificado del franquismo a tantos fusilados del Cementerio de San Rafael y a los que han hecho lo que podían, desde la constancia, para recuperar la dignidad y la memoria.





Pedro Villagrán 04.03.10

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